Junto energía y subo la mano. Nuestros dedos se rozan, pero no es suficiente. Los ojos oscuros de Vilen abiertos, en alerta y sin fachada, son una joya inigualable. Envidio a Maika, a pesar de su herida, tiene en su vida a una rara joya y no se encuentra en ninguna parte. Es una en la vida y el que la posea debe apreciarla. Vilen se esfuerza por atraparme y los dedos ceden. Los brazos agito en el aire. Nunca había gritado a todo pulmón como en este instante. Mis ojos nublados por el agua acumulada me dificultan ver a Vilen y el impacto me deja sin aire. Mi cuerpo cayó del lado izquierdo y el peso lo recibió el tobillo. Duele un espanto. Me hago un ovillo buscando aire y la mandíbula aprieto.
—¡Joder, hay que bajar por ella! —Las voces se oyen a distancia.
Me obligo a voltear, las manos
