—¡No jodas más, somos una banda y no hay tantas reglas! —replicó el orgulloso de Hernán y Jacob se recostó en su cuerpo. —Jujitsu tiene toda la razón y le cabe derecho —se mofó y Hernán le dio con el codo en las costillas—. Mierda, es jugando —ellos tienen la cinta roja en el brazo, mi equipo. —La cuatro es si te disparan, alza tu mano y grita: ¡me dieron los mejores! —los del equipo amarillo han abucheado—. Ciertamente, les ganarán los duros, los rojos —el ricito de oro se toma en serio este juego al igual que la Diminuta Psicópata. —No jodas al equipo —su voz es letal y miré a la enana que tengo al frente—, Maika se fue con el bando contrario y te aseguro que si te veo poniendo en riesgo el equipo te eliminaré yo misma —Vic sonrió con la boca cerrada y los pelos de la piel se me eriza