—Rina, no sé lo que te haya hecho para que quieras espetar tu lápiz asesino en mi…
—¡Bienvenida al mundo de ser atacada por un lápiz asesino! —El Gigante está en un rincón del almacén y al recibir las miradas saluda con la mano.
—¡Gracias por la calurosa bienvenida! —Maika se inclina hacia el Gigante y al darme cara se ha puesto seria—. Rina, te juro… —titubea y su mano lleva al corazón— por la memoria de mi hermana que no me alegro por tu caída. —Traga saliva.
Le creo, sus expresiones las tengo grabadas y que jure por… Cierro los ojos viendo esa monstruosidad.
—Lo siento… —Lloro incontrolable mientras cubro mi cara.
—Rina, cálmate, no tengo que disculparte —una mano en mi muslo hace que abra de golpe los ojos y en mi visión se encuentra inclinada Maika—. Es tu derecho defenderte, no
