Katyenka permanece callada y al tener esas gafas oscuras es difícil descifrar su estado actual. —¿Estás segura? —La castaña iba a hablar, pero Kat la detiene con su mano en alto—. Tenían un temor por dormir en la mansión y ahora se han envalentonado. —Katy consigue que se achiquen esas tres mujeres—. No es una amenaza, es la realidad, deben estar seguras el terreno que pisan. —Katyenka toma aire—. Entrar al imperio es completamente distinto a su burdel. —Vayamos al punto, si ayudan, quiero absoluta lealtad a mi imperio —Entra Joa a la ecuación y camina por detrás de sus cuerpos—. Para mí son tres extrañas y en este mundo he aprendido a desconfiar hasta de mi mano izquierda. —El taconeo de sus botas de pato es invasivo y ella se ubica delante de ellas—. ¿Puedo confiar en ustedes? —Su ronc