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La luz de la mañana se filtraba por la ventana, iluminando el cabello rojo de Emma, que contrastaba con la blancura de las sábanas. Jason la observaba dormir, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. Había algo en ese rojo intenso que lo desconcertaba, algo que lo obligaba a cuestionarlo todo. —Emma, despierta. Necesito hablar contigo. Ella abrió esos enormes ojos violetas mirándolo con una increíble ternura que por un instante le robó el aliento. —Buenos días, amor —murmuró, acariciando su mejilla. Jason tomó su mano y la llevó a sus labios, besándola suavemente. —Tengo que preguntarte algo difícil, Emma — ¿Quién eres realmente? ¿Por qué has estado ocultando tu verdadera identidad? Emma se mordió el labio tras pensaba como contarle toda la verdad, con algo de miedo por ser rechaz