1. Dejaste a tu hijo a su suerte.

1207 Words
El parto había sido un espectáculo de horror y sangre que Jason no sería capaz de olvidar. Marta era demasiado frágil, una simple humana sin la capacidad física suficiente para soportar el nacimiento de un cachorro de lobo en su forma animal. Su cuerpo, al no poseer las características de las lobas, no podía contener la fuerza brutal del pequeño lobezno que luchaba por salir. Una loba común se habría transformado en ese preciso instante y dado a luz en su forma animal sin complicaciones pero ella no podía hacer eso. Los gritos de Marta resonaron en la inmensidad del jardín de la gran mansión Blackmoon, ella había despertado con fuertes dolores y salido a pasear para intentar calmarse, cuando él se dio cuenta a causa de los gritos, su vientre se desgarraba bajo la presión del lobo que se abría paso desde su interior. El lobo emergió violentamente, a dentelladas, desgarrando carne y tejidos a su paso, mientras la sangre manchaba las piedras y el suelo a su alrededor. Marta nunca tuvo una oportunidad de sobrevivir y Jason observaba todo eso horrorizado sin poder hacer absolutamente nada para ayudar a su esposa. El cachorro, ciego y siguiendo su instinto de supervivencia, buscaba su primera respiración, mientras Marta exhalaba la última. El pequeño lobo había destrozado a su madre en su llegada al mundo. Jason observó el cuerpo abierto y sin vida de su esposa y al pequeño gimoteando alrededor de su madre, y simplemente se marchó del lugar sin decir nada más, encerrándose en la biblioteca de su mansión, a beberse su whisky más añejo en la completa oscuridad y tranquilidad que los libros le aportaban, intentando disipar el horror que acababa de presenciar. Con la muerte de su esposa, algo más había muerto también en él. Unos fuertes golpes en la puerta lo sacaron de repente de la burbuja que había querido crear, donde nada existía, donde podía llorar a su esposa sin ningún problema, donde creyó que nadie podría molestarlo, pero estaba equivocado. —¿Se puede saber qué haces ahí escondido? —preguntó Dante con el pequeño cachorro en sus brazos—. Dejaste a tu hijo a su suerte. Por supuesto que Dante había visto el cuerpo desgarrado de Marta y había mandado hacer los preparativos necesarios para su incineración tal y como era costumbre para su clan. Aun así, no podía justificar la forma en que Jason había actuado, ese cachorro era su descendencia, como alfa su instinto debería ser protegerlo ante todo, pero no solo eso, había algo más con esa cría, era especial. —Ese no es mi hijo. Es un monstruo que terminó con su madre mientras nacía. Jason observó con desprecion a la pequeña bola de pelo n***o que su amigo y beta principal de la manada tenía en sus brazos y negó, convencido de no darle ningún tipo de atención a ese cachorro y dejarlo morir a su suerte. —Él es un elegido ¿No lo ves? No puedes darle la espalda a un hijo de la luna, es un delito de muerte, además de que significaría una maldición cayendo sobre todos nosotros —gruñó Dante—. Hace más de trescientos años que ningún lobo nace en su forma animal. ¿Sabes lo que eso significa? Jason negó y cerró la puerta en las narices de su beta y luego se dejó caer nuevamente en la alfombra de la biblioteca a seguir emborrachándose. Nada le importaba, y si lo condenaban a muerte estaría conforme con eso, ya no quería vivir en un mundo en el que ella no existía. Dante gruñó nuevamente y le dejó el pequeño cachorro a la ama de llaves. Debía ocuparse de aquello; el cachorro no llegaría al amanecer sin alimentarse y no serviría ni la leche artificial ni una hembra humana en su caso. Un lobo original como él solo toleraría la leche de una loba, nada más que eso. —Necesito una ama de cría — dijo Dante apareciendo en mitad de la noche y sin avisar en casa de la partera de la manada, Lyra Stormclaw, la hija de la gran sacerdotisa del Clan, y que un día ocuparía su lugar. —Dante, en esta época ya no existen amas de cría. La leche artificial ha reemplazó esa necesidad hace tiempo. Dante negó con la cabeza y entró en casa de la joven cerrando la puerta a su espalda, en un lugar lleno de hombres lobo nunca sabes quién puede estar escuchando, ni siquiera a esas horas de la noche. —La cría que necesita alimentarse no puede sobrevivir con leche artificial. Necesita la leche de una loba. Los ojos de la partera se abrieron de par en par. —No puede ser… ¿Ha nacido un lobo original? —murmuró, incrédula, casi sin aliento—. El último fue... Dante la interrumpió llevando el dedo a los labios de la anciana para hacerla callar y negando. —Lo sé, lo sé. Por eso es tan importante que me ayudes a guardar el secreto y que no sea alguien conocida, tal vez alguna de las omegas de más bajo rango pueda hacerlo sin levantar sospechas— insistió. — Hay una loba errante en nuestro territorio — dijo ella rápidamente, era como si esa chica hubiera aparecido en el momento oportuno — Acaba de tener una cría, está sola, posiblemente haya sido rechazada por su manada por ser madre soltera ya que ninguna marca adorna su cuello, la atendí en el parto por simple caridad, pero no pudo pagarme con nada. Sin perder tiempo, la comadrona y Dante se adentraron en el bosque hacia una pequeña cabaña abandonada muchos años atrás. Desde la ventana pudo ver a una joven mujer agotada, amamantaba a su recién nacido a la tenue luz de una vela. En otro momento Dante no habría sido capaz de interrumpir un momento tan íntimo, pero era cuestión de vida o muerte, no solo del bebé, también la maldición que la luna dejaría caer sobre toda la manada si él futuro líder de esta cometía un crimen como dejar morir a ese cachorro. —Necesito tu ayuda —dijo Dante irrumpiendo en el lugar y explicándole rápidamente la situación — El cachorro no sobrevivirá sin leche de loba. Te lo suplico, por el bien de nuestro futuro. La mujer, sorprendida y asustada, miró a la comadrona en busca de alguna explicación. La comadrona le ofreció una sonrisa tranquilizadora y asintió. —Es cierto, niña. Este cachorro es especial. Si puedes ayudar, harías un gran servicio a nuestra manada y al futuro de todo nuestro clan, estoy seguro de que Dante podrá pagarte bien por ello y tú podrás asegurar un mejor futuro para tu bebé cuando tú trabajo termine, podrás empezar una vida nueva en apenas unos meses. — Si acepta, usted y su bebé vivirán en la mansión del alfa hasta que él bebé tenga un año y ya no necesite su servicio — Aclaró Dante — después de eso tendrá una pequeña fortuna para rehacer su vida junto a su hija aquí o en otra manada, pero debe guardar este secreto porque es muy importante que nadie sepa la naturaleza del cachorro del alfa.
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