Me siento muy observada, el espacio dentro del carruaje es pequeño, Eloísa está muy despierta y no sé qué decirle a Elliot, jamás escuché de un fantasma que pudiera tocar objetos – tal vez, había viento – lo susurro.
– No lo había, estaba lloviendo, yo la toqué, pude sentirla – está mirando su mano con mucha concentración – sé que puedo hacerlo, sí me concentro, podría golpear a mi tío.
Me gustaría tener una respuesta, Elliot no necesita decirlo, se culpa por la muerte del consejero Laur y busca una razón para no rendirse – Eloísa, detén el carruaje – quiero ayudarlo y esto es lo único que puedo hacer.
– Señorita.
– Quiero un limonero – señalo los árboles – dile al conductor que sí ve un limonero a un costado de la calle, debe detener el carruaje y avisarme.
Eloísa lo piensa con mucha
