Había una vez una serpiente que se quedó sin colmillos, estaba perdida en el bosque, sola y pensó que moriría, entonces llegó un ratón, la miró y le suplicó asustado que no se lo comiera, la serpiente ocultó que había perdido sus colmillos y le dijo al ratón, “hazme feliz y no te comeré”, el ratón pasó el resto de su vida alimentando y cuidando a la serpiente sin saber que ella no podía hacerle daño y así vivieron felices por mucho tiempo.
Mi papá me contó esa historia cuando era pequeña y entendí muy rápido que la serpiente era mi a mamá y él, era el ratón.
Excepto que la serpiente sí tenía colmillos y un día, decidió que no era feliz y mató al ratón.
– Escuchaste que el vizconde Alban está saliendo con la segunda señorita de la familia Marten, ¡ah!, pensar que él y la señorita Argenta
