La señora Abramovich al salir de la tienda en la que habíamos adquirido los atuendos que usaríamos para el festejo que auspiciaría, mencionaba a su chófer que nos llevara a Covent Garden, otra zona que tampoco conocía, pero que afortunadamente esa tarde descubriría. Durante el trayecto hacia dicho lugar notaba en ella algunas actitudes extrañas, conllevando con esto a que su ánimo cambiara drásticamente, como si hubiese recordado alguna situación que le trajera tristeza. —Esta tarde de salida con ustedes me ha sentado muy bien, siempre estoy trabajando y cuando voy de viaje es a lo mismo, asuntos de negocios y todo lo que respecte a ello. Aun asi cuando mi hijo tenía cuatro años él era mi fiel compañero, ese que tenía después que me divorcie de su padre —¿Usted es divorciada? Nunca