El día de la mudanza había llegado, y aunque el sol brillaba en el cielo, dentro de la casa de Anne el ambiente estaba lleno de emociones encontradas. Mientras Anne y Teodoro se sumergían en el proceso de empacar cajas y organizar pertenencias, cada objeto que pasaba por sus manos evocaba recuerdos y desencadenaba una marea de sentimientos que inundaban sus corazones.
Para Anne, este día representaba más que simplemente un cambio de residencia. Era un nuevo comienzo, una oportunidad para dejar atrás el pasado y construir un futuro más luminoso. Cada vez que doblaba una prenda de vestir o envolvía un objeto preciado, sentía una mezcla de emoción y esperanza por lo que vendría después. Sin embargo, en lo profundo de su corazón, también había un torbellino de sentimientos confusos y prohibid
