Fernando se encontraba sumido en un profundo resentimiento. Desde que vio a Anne en la calle, su mente no podía escapar de los recuerdos y las emociones encontradas. Lleno de amargura por no haber podido retenerla a su lado, comenzó a frecuentar una cafetería cercana, una que sabía que Anne solía visitar. Cada día, se sentaba en una mesa cerca de la ventana, observando el ir y venir de la gente, con la esperanza de volver a verla. Una tarde, mientras hojeaba distraídamente un periódico local, su mirada se detuvo en un letrero en la entrada de la cafetería. "Se necesita vendedor/a con buena presencia", rezaba el anuncio. Una chispa de determinación se encendió en sus ojos mientras una idea comenzaba a formarse en su mente. ¿Qué mejor manera de imponerse ante Anne que trabajar en el mismo l