Después de varios meses de compartir momentos significativos y de sanar heridas, Anne finalmente decidió abrir su corazón a Teodoro. Era una tarde cálida de otoño, y el aire estaba lleno del suave aroma de las hojas secas. Sentados en su lugar favorito del parque, un rincón tranquilo rodeado de árboles dorados, Anne tomó una profunda respiración, sintiendo una mezcla de nervios y determinación.
Anne: "Teodoro, hay algo que necesito decirte. He estado pensando en esto durante mucho tiempo, y creo que ya no puedo seguir guardándolo."
Teodoro la miró con atención, su corazón acelerándose ante la seriedad en los ojos de Anne. El crujido de las hojas bajo sus pies y el susurro del viento parecían amplificar la tensión del momento. Sabía que este era un momento crucial.
Anne: "Desde que te co
