El camino hacia la editorial se convirtió en un refugio de confesiones para Anne y Sara. Entre las calles transitadas, el bullicio de la ciudad se desvanecía ante la intimidad de su conversación. Anne se sentía abrumada por la mezcla de emociones que la embargaban. Por un lado, estaba el peso de la traición de Fernando y la complejidad de sus sentimientos hacia Teodoro. A pesar de la atracción innegable que sentía por él, Anne temía abrir su corazón nuevamente, temerosa de ser lastimada una vez más. Sentía que necesitaba tiempo para sanar las heridas causadas por la traición de Fernando, pero al mismo tiempo, la presencia de Teodoro despertaba un anhelo profundo en su interior.
Mientras tanto, Sara escuchaba atentamente, sus propios pensamientos tejiéndose en silencio mientras absorbía la
