—¿Fue Marisol, verdad? —cuestiono cuando estamos caminando, tomados de la mano, en el parque cerca de mi casa. Obviamente, era la única que podría habérselo dicho.
Fernando asiente con un pequeño movimiento de cabeza—. Pero es mi culpa, yo la presioné a hablar. Por favor no te vayas a enojar con ella, solo quiso ayudarme, yo estaba desesperado.
—Me prometió guardar el secreto.
—Por favor. —Se detiene frente a mí y me da un beso—. Por favor, por favor, por favor.
—No sé, creo que me estás convenciendo, pero... —Sonríe y vuelve a besarme—. ¡Ok! Pero sí tendremos una conversación al respecto, Marisol no puede romper un trato así como si nada —musito, aún con los ojos cerrados, y una sonrisa en mi rostro.
DOS MESES DESPUÉS...
Mi vientre está empezando a crecer y ya se ve más redondo. Sie
