CUATRO

2624 Words
Tímidamente, salí del baño con mis pantalones de chándal holgados y un suéter demasiado grande. Me tomé mi tiempo para arreglarme y secarme el cabello con el secador de pelo mientras pensaba en todas las formas en que podría hacer que el Sr. Buena Gente perdiera los estribos y me follara sin sentido. Puse la tela que había muerto en la batalla en una bolsa y lo tiré a la basura después de agradecerles por su servicio. El último atuendo ajustado en el que se resistió a verme. Flynn pensó que tenía la sartén por el mango, pero yo tenía algo bajo la manga. Mejor dicho, nada. Dejé toda la ropa interior a propósito en el baño. Con lo que dijo antes, sabía que no era solo mi cuerpo lo que podía volverlo loco. Cualquier cosa que hiciera que fuera sugerente, arruinaría su cordura. Parecía como si él tuviera el control, pero siempre estaba bajo mis garras. Lo tendría entre mis piernas más temprano que tarde.  Me acerqué a él y me tomó por los hombros, me dio la vuelta y me sentó en una silla sin dejarme hablar. —Vamos a comer en silencio, ¿de acuerdo? —Flynn exclamó, y yo sonreí. Puso el plato frente a mí y se sentó en el lado opuesto de la mesa. Había hecho pastas y salchichas con verduras. Miré la carne cortada en mil pedazos y fruncí el ceño. Me conocía demasiado bien. Sin embargo, hice los gemidos mientras comía. Tomé bocado tras bocado y puse los ojos en blanco ante el sabor. Cada bocado era un gemido exagerado.  Intentó ignorarme pero no pudo. Parecía que no estaba afectado, pero sabía que debía tener las bolas azules. Iba a torturarlo. Mis labios rozaron mi comida y él me miró. Saqué mi lengua seductoramente y lamí la carne con salsa goteando.  —¡Mmm, salado! —Lo lamí más y su mandíbula se apretó con fuerza mientras masticaba su comida. Movió su comida con el tenedor mientras sacudía la cabeza y hablaba. —Chloe, deja de hacer eso. No va a funcionar. —pronunció, y yo sonreí. Ya funcionó. Lo estaba molestando. Puse todo en mi boca y gemí más fuerte. Flynn se puso de pie, haciendo chirriar su silla, y arrojó su plato en el fregadero. Mientras limpiaba su plato y el resto de los platos, yo seguía gimiendo y comiendo. —¡Aahhh! ¡Eso estuvo rico, Flynn! —gemí como si estuviera agotada una vez que terminé y él se acercó, tomó mi plato y lo arrojó al fregadero. —¡Métete en la cama! —ordenó, y yo sonreí. —Sí señor. —Utilicé una voz malcriada, y se detuvo en seco. Se dio la vuelta y me miró. —Eres imposible. Estoy tratando de hacer lo correcto. ¿Puedes ayudarme y no ser una mocosa por una vez? ¿Es demasiado pedirte? —suplicó, y le mostré grandes ojos de cachorro. Tenía muchas ganas de sentir su polla carnosa dentro de mí. Lo necesitaba.  Se dio la vuelta, respiró hondo para calmarse y lavó los platos. —¿Te sientes bien? ¿Tienes dolor? —Se aclaró la garganta y preguntó cómo me sentía. —Flynn... —dije en voz baja y me detuve para el efecto. Él me miró. —¡Solo fóllame! Lo necesito tanto. Me siento bien, lo prometo. Era mi primera vez, claro, me iba a doler un poco. Por favor, no sigas torturándome así. —le rogué, y él lo pensó, apretando los labios. «¡Esos labios!». Mis doloridos músculos se tensaron ante el recuerdo de ellos dándose un festín entre mis piernas.  —Quizas mañana. Dale un día de descanso, Chloe. No quiero que te excedas. —Me negó mi placer, y me levanté de mi silla, cruzando los brazos.  —¡Troglodita! —murmuré, y lo vi sonreír. Él sería mi final. Di un pisotón a la cama y me caí boca abajo y fingí estar muerta hasta que terminó de hacer lo que estaba haciendo. Una vez que terminó, tomó su ropa y fue al baño. Se tomó veinte minutos duchándose antes de salir en pijama oliendo como un Dios cubierto con chocolate. «¡Ven con mamá!». Flynn puso la bolsa junto a la cama, apagó todas las luces, puso más leños en el fuego y caminó hacia el sofá. «¿Qué demonios?». —¿Qué estás haciendo? ¿No vas a dormir conmigo? —me quejé. —No confío en ti. Ve a dormir y descansa. Pasaré la noche en el sofá —anunció, y tiré el edredón a un lado.  —¡Flynn! ¡No puedes hacer eso! —Ya lo hice, —dijo mientras se acostaba. —Pero tengo frío. ¿Vas a dejar que me congele? —Intenté que se sintiera mal por haberme abandonado.  —Eres una mujer adulta, Chloe, cúbrete bien, —me regañó, como si eso fuera a resolver mi problema.  —¡Oh! Ahora soy una mujer adulta, pero cuando esta mujer adulta te dice lo que realmente quiere, ¿no importa? —Miércoles, Chloe, ¡estaba muerto de miedo pensando que te lastimé! ¿Puedes darme un respiro? —Me gustaría, pero no puedo. ¿Y tú? No tienes cobija, tendrás frío, tus pies se congelarán, sin mencionar que tu espalda te va a estar matando por la mañana. Todo el mundo sabe que dormir en un sofá es la forma más rápida de tener un problema de espalda serio. Una persona nunca debe… —Divagué tonterías en un tono estúpido y él me detuvo. —Si me acuesto a tu lado, ¿dejarás de hablar y te irás a dormir? —suplicó, y acepté.  —Sólo prométeme que no intentarás nada. ¿OK?  —OK. —Hice el signo de Ok con una mano y crucé los dedos debajo de las sábanas con la otra. «Mentiras, y más mentiras…».  —Está bien, entonces... —Caminó hacia la cama y vacilantemente se acostó a mi lado. Se echó hacia atrás, lo tapé con la manta y lo abracé. Flynn curvó su cuerpo para caber en la cama y debajo de las sábanas.  Como no quería que me dejara de nuevo, actué lentamente y poco a poco me acerqué más y más a él. Dos horas después, tenía mis senos firmemente presionados contra él. Mi pierna entre las suyas, mi mano sobre sus caderas y mi cara en su pecho.  «¡Esto era el cielo!». Era tan cálido y no podía tener suficiente de él. Flynn no estaba durmiendo, solo me sostenía en sus brazos y besaba mi cabeza de vez en cuando. Una vez que se relajó un poco y dejó que sus manos frotaran mi espalda, hice mi siguiente movimiento. Con los ojos cerrados, moví perezosamente mi mano entre nosotros y froté la parte delantera de sus pantalones. Pensé que me iba a detener, pero no lo hizo. Lentamente se puso más duro mientras yo seguía moviendo mi mano arriba y abajo de su pene. Sentí su m*****o inflarse bajo mi toque y dibujé su forma con mis dedos. Flynn solo se movió un poco, dándome un mejor acceso, pero no dejó de abrazarme. Tomé eso como una oportunidad y puse una mano dentro de sus pantalones y ropa interior. Cuando mi mano se cerró alrededor de su eje, Flynn me abrazó con más fuerza. Volvió a besar mi cabeza y gimió en voz baja. Seguí haciendo eso y sus caderas se movieron involuntariamente.  —¡Aahhh! ¡Aahhh! —suavemente gimió junto a mi oído, y fui más rápido. Sus caderas coincidieron con mi mano y no pude más. Me detuve.  —¿Chloe? ¿Qué…? —protestó. —Necesito probarte. —Bajé sus pantalones de pijama y tomé esa polla en mi mano. Descendiendo por su cuerpo, cerré mis labios a su alrededor. Sus ojos inmediatamente rodaron hacia atrás. —¡Aahh! No necesitas hacer eso… —se preocupó, pero colocó ambas manos sobre mi cabeza para guiarme. Sus caderas se movieron hacia adelante cada vez que profundicé su polla caliente. Flynn relajó su cuerpo y tomó el placer. Seguí chupando su polla hasta que se puso rojiza y sensible dentro de mi boca. Con mi lengua plana, lamí toda la longitud de su eje y cerró su puño con fuerza sobre mi cabello. Lo hice una y otra vez, desde sus bolas hasta la hendidura de su polla, y gimió mi nombre.  —¡Ahhh! Cloe! —Sabía lo que eso significaba y me detuve. Se despertó de su aturdimiento s****l y me miró a los ojos. —Por qué... —dijo en un tono que sonaba como una súplica para que continuara.  —La quiero, —confesé mientras lo sostenía por la base y le daba una pequeña lamida en la cabeza.  —Chloe, sabes que no deberíamos… —comenzó, y lo interrumpí. —Pero tu polla lo quiere desesperadamente. ¿Verdad, Señor Polla? —Hablé con la polla. Puse mi pulgar y mi dedo índice en su esponjosa cabeza roja y abrí y cerré su raja como si estuviera hablando. —Quiero tanto estar metida en el coño de Chloe… —Le di una voz profunda y áspera. Flynn se golpeó la cara con una mano y echó la cabeza hacia atrás.  —¿Qué diablos, Chloe? —Se rió y yo me reí con él.  —Amigo, ríndete, ella te agarró por la polla. ¡Deja de mentir, sabes que quieres el coño! —seguí bromeando con su pene y se rió más fuerte.  —¡Chloe, estás loca! —Locamente caliente y empapada para ti... ¡méteme dentro de ella ya! —Seguí haciendo que su raja hablara con mi voz más profunda y él negó con la cabeza.  —Estoy aterrorizado de lastimarla... —le habló a la polla. ¡Progreso!  —Estoy seguro de que no lo haremos, pero si estás nervioso, ¿qué tal si la dejas ir a su propio ritmo? Solo recuéstate y deja que te cabalgue como ella quiera. No se lastimará a sí misma. —El pene habló con sabiduría, y lo pensó. Me reí. Escuchar una polla no era una gran idea. Yo montaría ese caballo salvaje como si estuviera en un rodeo, pero él no necesitaba saber eso ahora. Lo pensó por mucho tiempo y lo chupé de nuevo, solo la cabeza. Rebote mi cabeza sobre él y lo saqué con un fuerte sonido de pop.  —¡Cielos, Cloe! Móntate arriba, pero lentamente. ¿OK? No quiero que te hagas daño. —Flynn vacilantemente se quitó la camisa. «¡Sí! ¡Victoria!». Se quitó los pantalones y yo me bajé los mios, me los quité de las piernas rápidamente, me quité mi suéter grande y ya estaba completamente desnuda para él.  —¡Santo! —Flynn se tapó los ojos y se cepilló con dureza los castaños. —¿Por qué ni siquiera estoy sorprendido? Sonreí mientras me sentaba a horcajadas sobre él y él levantó una mano para tocar una de mis tetas. —¡Tan hermosas! —reflexionó, y pellizcó ligeramente un pezón antes de soltarlo.  —¿Quieres que te coma? ¿Necesitas prepararte? —Flynn se ofreció, pero lo negué.  —¡No señor! Estoy más que lista. —Tomé su polla carnosa en mi mano y la froté en mis pliegues empapados. Su cabeza esponjosa se humedeció en mi humedad y Flynn tomó una respiración profunda y temblorosa. Me coloqué sobre él y él sostuvo mis caderas. Parecía nervioso y preocupado, así que para aligerar el ambiente, volví a darle voz a su polla. —¡Oh si bebé! Empújame hasta el fondo… —Empecé e hice un sonido extraño, fingiendo amortiguar lo que decía el pene mientras hundía su carne en mí. Vi a Flynn sonreír, y mientras me hundía más, su boca se abrió. Mi expresión reflejaba la suya. «¡Mierda santa!». Me dejé caer hasta que no pude más y puse una mano sobre su pecho para apoyarme. —Aahh, ¿estás bien? —Me miró y acarició suavemente mi mejilla. Asentí antes de levantar mis caderas y dejarlas caer de nuevo. —¡Carambolas! —gimió y sus manos firmes se trasladaron a mi cintura. Seguí moviéndome arriba y abajo de su longitud una y otra vez hasta que pronto estaba montando su polla a una velocidad cómoda. Mientras saltaba sobre él, mantuvimos la mirada fija en el otro y él acarició y masajeó todo mi cuerpo. Sus manos ahuecaron mi pecho, frotaron mi espalda, sostuvieron mi cuello suavemente, agarraron mi trasero, acariciaron mis piernas y luego movió una entre nosotros para rozar suavemente mi clítoris. Gemí suavemente cuando mi cabeza cayó hacia atrás y él tomó uno de mis senos y movió su dedo en mi clítoris más rápido.  —¡Flynn! ¡Flynn! —gemí su nombre y mi cuerpo se tensó. Había dejado de moverme y él levantó las caderas y se hundió en mí. Apresuró el ritmo de sus caderas y me vine. me vine fuerte. Mi cuerpo cayó sobre el suyo y me abrazó contra su pecho sin detener sus rápidas embestidas. —¡Aahhh! ¡Aahhh! —gemí contra su pecho de placer y él gruñó. —¡Aahh! Chloe! Chloe! —Flynn me abrazó con fuerza contra él y me dio dos embestidas lentas y largas antes de dejar caer sus manos en mis caderas y presionarme con fuerza contra él. Lo sentí retorcerse dentro de mí y besé su pecho. Besó mi cabeza y luego me atrajo para un beso profundo. Nos quedamos allí, con él duro dentro de mí y besándonos profundamente durante mucho tiempo. El hombre de mis sueños acaba de hacerme el amor. No podía creer mi suerte. Estaba a punto de moverme y retirarme cuando nos dio la vuelta y se puso encima de mí. Flynn tomó mis dos manos, enredó nuestros dedos y los sostuvo sobre mi cabeza. Siguió besándome profundamente mientras comenzaba a chocar sus caderas contra mí. El ritmo lento y sensual se aceleró y pronto la cama chirrió con cada embestida. Flynn dejó de besarme y me miró profundamente a los ojos. Su respiración estaba tan pesada como la mía. Le dio otro beso a mis labios antes de bajar sus besos por mi cuello hasta llegar a mi pecho, donde pegó su boca a uno de mis tiernos senos.  Mi espalda se curvó y el cuerpo de Flynn se curvó sobre el mío mientras yo sujetaba sus caderas. No pude evitarlo y gemí de nuevo. Movió mis manos de encima de mí y las colocó a mi lado, pero nunca soltó los dedos entrelazados.  —Yo... (gemido) te amo. —Su voz entrecortada confesó, y jadeé entre mis suaves gemidos. Flynn realmente me amaba. Fijé mis ojos en el techo y se me humedecieron. Apreté mis manos en las suyas y una lágrima escapó de mi ojo. Las embestidas rápidas de Flynn se volvieron irregulares y más duras. —¡Chloe! ¡Aahh! Chloe! —gimió cuando se corrió y su cuerpo tembló sobre el mío.  «Yo era la perra más afortunada del mundo». Me miró a los ojos y se preocupó tan pronto como vio mis lágrimas. —¿Chloe? ¿Te lastimé de nuevo? —Secó mis lágrimas y besé su mano. Parecía confundido. —¿Por qué estás llorando? —preguntó mientras buscaba en mis ojos. Solo bajé su rostro y lo besé.  —¡Porque estoy tan feliz! Esto es como un sueño hecho realidad. —dije con voz entrecortada, y Flynn sonrió dulcemente antes de acercarme a su pecho.

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