Eran las 5 de la mañana cuando Erasmo, Ignacio, Amelia y Agustín, partieron rumbo a Los Cántaros en la vieja camioneta que había pedido prestada Ignacio. Estaba consciente que tendría muchos problemas, pues solo la había pedido prestada para ese día de la boda con la promesa de que al día siguiente la devolvería sin falta. Ahora, en cuanto vieran que la camioneta no estaba, sabía que hasta su trabajo corría el riesgo de perder. Pero nada de eso importaba en ese momento, lo más importante era localizar a Mia y traerla con bien. Debido a esto, no le comentó a ninguno de los acompañantes el asunto del vehículo, pues lo menos oportuno en ese momento era atormentarlos con más problemas de los que tenían encima. Los cuatro iban muy apretujados en la cabina. Al ser una camioneta de batea, solo