Princesa De La Seducción

2. Mi última voluntad hacia ti.

Dos meses han pasado y a pesar de que me gustaría decir que todo está bien, realmente no lo está.

La salud de mi abuela ha decaído mucho.

Ya no se ríe, casi no habla y sus fuerzas son casi nulas. Los médicos dijeron que ya no había más que hacer y pidieron llevarla a un sitio cómodo para sus últimos días.

La peor noticia de mi vida.

¿Qué iba a ser de mí sin mi abuela?

Ella siempre ha sido lo único bueno que he tenido, la única que me ha ayudado a mantener un bonito recuerdo de mi padre… ¿Qué voy a hacer ahora?

Mi estado de ánimo ha estado muriendo junto a mi abuela. Después de que murió papá, ella fue la única que me hizo volver a sonreír, peo ahora que se me está yendo, no sé qué rumbo va a tomar mi vida y eso duele, duele mucho.

Es un dolor que va creciendo día y día y que sinceramente no se lo deseo a nadie.

Mamá y Jasper han de mucha ayuda en este proceso. Hemos intentado que la abuela esté lo más cómoda posible y no nos hemos alejado de su lado en ningún momento, ya que sus otro hijos ni siquiera han llamado para preguntar sobre su madre, no han hecho ni un mínimo esfuerzo por ella. Ellos simplemente están esperando su muerte para poder ponerle sus garras a la herencia de mi abuela. Eso me molesta tanto, pero tengo que guardar mis fuerzas solo para mi abuela y no para la carroña de familia que tengo.

Aunque si fuera por mí…

— Saori... Querida, ven aquí. — La voz cansina de mi abuela me saca de mis pensamientos y casi corro a su lado asustada.

— ¿Qué sucede, abuela? ¿Te sientes bien?

— Estoy bien, ver tu hermoso rostro me da un poco más de vida. — Sonrío con tristeza, pero me recuesto con ella en la cama. Quiero que sienta todo el amor que aún soy capaz de darle. Necesito que sepa que la quiero mucho y que así como ella fue mi fuerza en mis días oscuros, yo también puedo ser la suya… — Quiero... Quiero decirte algo.

— Abuela, descansa... — Le digo al verla agitada — Mañana me cuentas lo que quieras.

Se ve tan cansada, pobre de mi abuela.

— No... Tiene que ser hoy, no creo tener más tiempo. — Intento hablar, pero ella me detiene de nuevo — Eres uno de mis grades tesoros, Saori Pierce... Cuando tu padre murió tenía miedo de no poder volverte a ver de la misma forma, pero entraste a mi corazón de forma inmediata... Eres un ángel sonriente que ilumina la vida de quien se te acerca...

— Y tú eres la luz de mi vida, abuela. Gracias por tu amor incondicional, pero... Ya, no hables más. Descansa…

— Saori, hay algo que quiero decirte y espero que puedas cumplirme esto... Mi última voluntad hacia ti. — Dice con la voz entrecortada y yo no puedo evitar soltar una lágrima de dolor — Eres un ángel, mi niña, pero no quieres salir de tu burbuja de protección... Sé que tu padre te dejó un gran dolor cuando partió de este mundo, pero no quiero que ese evento acabe con tu vida... Cuando te digo que busques a alguien más sexi y emocionante hablaba enserio. Mereces emoción en tu vida y te lo estás negando por miedo a vivir otra mala experiencia... Inténtalo, mi vida. Sal, no te quedes aquí por mí... Comete una locura, pero disfruta la experiencia, eso es lo único que quiero que hagas después de que parta.

¿Cómo puedo hablar después de esto?

¿Cómo puede pensar en mí cuando es ella la que está sufriendo?

—Abuela... Ya, no digas esas cosas. — Le digo sin poder evitar más lágrimas — No quiero imaginar una vida sin ti...

— Eres mi orgullo, solo sé feliz. — Mi abuela tose y yo me alarmo al verla tan agitada — Saori, cuando seas completamente feliz, entonces yo estaré en paz. Eso fue lo que le prometí a tu padre y antes de que me vaya quiero que me prometas que serás feliz a cualquier costo, ¿está bien? Si haces eso, estaré muy feliz, mi niña…

Cierro los ojos y asiento solo porque no quiero que me siga diciendo esas cosas. Mi abuela va a estar bien, tiene que estar bien.

— Basta, abuela. Solo duerme un poco, mañana será un día diferente... — Intento mover su mano para acomodarla mejor en la cama, pero de pronto no obtengo ninguna respuesta y eso enciende mis alarmas. Mi peor miedo está apunto de envolverme por mucho tiempo — ¿Abuela? ... ¿Abuela, estás despierta? ... ¡No!

[…]

¿Cuánto debo sufrir para que finalmente comience a ser feliz?

Toda mi vida he hecho todo bien, nunca me he equivocado, no le he hecho daño a ninguna persona... ¿y aun así todos me lastiman de manera infinitas?

Mi abuela murió después de pedirme que disfrutara más de mi vida, que disfrutara la experiencia, pero... eso es imposible ahora.

No han pasado dos días y mi tíos han comenzado a hacer de las suyas. Luego del funeral, simplemente llegaron a nuestra casa pidiendo todos los documentos de mi fallecida abuela. Mamá y yo tuvimos que hacer uso de la fuerza bruta para poder sacarlos de la casa y así descansar un poco.

Aunque eso es lo último que haré en un buen tiempo.

Ni siquiera soy digna de vivir mi duelo en paz… Y todo es por el maldito dinero.

[…]

— ¿Saori? ... Hija, ¿dónde...? ¡Saori!

Apenas y puedo levantar la mirada para ver a mi madre correr hacia mí intentando sacarme de la ducha. Ya ni recuerdo desde cuando estoy ahí. Cuando logro sentir el calor de mi madre al abrazarme no puedo evitar echarme a llorar con fuerza.

Todo esto es tan difícil de afrontar…

— Calma, hija... Todo va a estar bien. — Intenta consolarme, pero eso solo logra hacerme llorar con más fuerza.

— No es cierto, madre. Nada va a estar bien... Ya perdí a mi padre, ahora pierdo a mi abuela... ¿Qué si luego te pierdo a ti?

Mamá sonríe levemente y acaricia mi cabello mojado.

— Cariño, no seas tonta. Yo no iré a ningún lado. — Dice con voz dulce — Sé que esto es duro, también me duele haber perdido a tu abuela, pero... también sé que vamos a estar bien. Somos fuertes.

— Mamá, duele mucho... Creo que no voy a poder.

— Sí podrás. Ahora vamos, necesitas secarte y vestirte. — Me levanta con cuidado del suelo y salimos del baño para luego ir a mi habitación. — Vamos, no quiero que te enfermes. Mañana será un día largo.

— ¿Por qué?

— Mañana se dará lectura al testamento de tu abuela, Saori y nosotras debemos estar presentes por mandato de ella.