Capitulo 4 Primer día de clases horrible.

2543 Words
Milagros. Y este primer día de clases no podía ser peor, no solo porque tengo que aguantar a la insoportable de la novia de Lautaro comiendole la boca mirándome de reojo, sino porque el idiota de mí hermano volvió con su ex, esa rubia tarada bravucona que tiene a toda la escuela intimidada, siendo una pésima influencia para él, por supuesto que a mí, ella no me intimida, no se atrevería a tocarme un pelo, y no porque me temiese, sino porque mí hermano se lo prohíbe. Ella sacaba lo peor de mi hermano, gracias a ella él se comportaba de manera prepotente, egocéntrico, era violento y pelea con todo el mundo, lo manipula de tal manera que hace todo lo que ella le dice sin que él se de cuenta, por supuesto que alguien tan machista superficial como lo es Kevin, jamás lo reconocería, no es que no lo quiera, muy por el contrario lo amo y por eso, por respeto a él, jamás hice un acercamiento con Lauty, eso y que me ve como una niña, jamás se fijaría en mí. ¡Esto es una completa basura!. Al finalizar del primer día de clases, hubo un partido de fútbol con los dos cursos de último año, o sea el de mí hermano, y el de su archienemigo Eric, solo sé que eran amigos y luego ya no lo eran, abriendo una gran tensión entre ellos a nivel que no pueden compartir el mismo espacio, terminando siempre a los golpes, no sé qué fue exactamente lo que sucedió entre ellos, mí deducción era que mí hermano se puso del lado de Liam, uno de sus amigos, cuando Emma, amiga de Eric, y en ese entonces novia de Liam, terminaron, y a partir de ahí comenzó el conflicto. El partido comenzó relativamente bien pero como bien lo mencioné antes, terminaron a los golpes, y esa maldita bruja en vez de calmar los ánimos lo alentaba para seguir peleando, cosa que a mí hermano no le costó nada. Mientras estamos esperando a mí hermano quien se está despidiendo de la rubia muy apasionadamente, porque gracias al cielo ella no regresa con nosotros, suficiente tengo con una estúpida. Azul y yo lo esperamos en el estacionamiento cerca del auto de Lauty, el partido y la pelea ya había terminado, y debíamos regresar a casa, pero mí hermano y su novia no tienen mí total atención, lo que sí lo hace es otra desagradable escena. —Ya deja de mirarlos así —me codea y articula entre dientes Azul para que deje de mirar a su hermano con la novia. —No estoy mirando —me excuso aunque sea mentira. —Sí claro —dice sarcástica —, no ves que lo hace a propósito. —¿A propósito? —interrogo no entendiendo, desvío mí mirada a ella. —Claro, ella te cree competencia —explica obvia y eso me hacía feliz, no iba a mentir. —Si claro, ella lo ve así pero él ni siquiera me mira de esa manera —suspiro frustrada. —Bueno, no todo es posible —asegura Azul —. Pero ten fe, quizás en un par de años. —¿Tú crees? —pregunto esperanzada. —No, no lo sé —dice poco esperanzador a continuación se encoge de hombros. Resoplo. —Eso sería grandioso —murmuro. —¿Hoy vas a ir a mí casa? Estaré sola —escucho que insinúa coqueta haciendo puchero, es grande para hacer ese gesto, por Dios, como mencioné mí hermano no era el único pollerudo aquí, ella también lo tenía agarrado de los de abajo a Lauty, nada a lo que ella le pedía él se negaba. —Claro —dijo muy enamorado rompiéndome el corazón no sé cuántas veces ya. —Te espero en casa entonces —ella lo abraza y me mira a mí con superioridad, bajo la mirada derrotada, ella ganó su corazón, yo no tengo nada, ¿por qué me humilla así? —¿Vamos? —salva mí hermano de esta situación. Subimos y emprendemos el camino de regreso a casa, otra cosa repugnante que tengo que ver es a Lauty y su novia dándose muestras de cariños mientras él conduce, juro que quiero vomitar, y pensar que quería que empiece el año escolar para verlo, me había olvidado completamente de que ella también iría con nosotros en el coche, esto se está convirtiendo en un infierno. Mi cuerpo se relaja cuando esa arpía deja el auto, y un ambiente más relajado se siente en el interior del auto. —Hoy salimos a un lado —invito mí hermano a su amigo quién se había sentado adelante cuando bajo la novia de este, solo pido al cielo que acepte —, ya mañana comienzan los entrenamientos y no tendré tiempo. —Analia me invitó a su casa —se excusa. —Así que hoy habrá acción —habla mí hermano con un tono sugerente que a nadie le importa. Lauty mira por el espejo retrovisor hacia el asiento de atrás donde nos encontramos su hermana y yo, seguro para asegurarse que su hermana no escuche, rápidamente miro para otro lado haciéndome que no escuché. —Shhh baja la voz —reprende a mí hermano, no sé qué cara pondrá él a su respuesta porque mis ojos miran a la ventana, pero la mía es una de fastidio. . Comiéndome las uñas, mirando hacia las escaleras esperando o no, que baje Lauty, quién se encuentra en su habitación, no quiero que se vaya con ella. Azul me había invitado a su casa y como una masoquista vine solo para saber si él se iría con su novia, no hablé con mí hermano, pero solo espero que lo haya convencido a que salga con él y no con ella. —No —dice Azul y yo la miro confundida, no sé de que está hablando. —¿No qué? —cuestiono confundida. —Que no está bien que estés así. —¿Así cómo?. —Así, pendiente de lo que hace y deja de hacer, no tienes vida, a penas tienes catorce años, vive sal con personas, disfruta, no estés pensando en alguien que no siente lo mismo por ti —ella siempre es directa conmigo, y claro somos como hermanas, sus palabras aunque ciertas me duelen y hacen que mis ojos se llenen de lágrimas, ojalá pudiera hacer eso, ojalá pudiera arrancarlo de mí corazón. ¡No puedo! —¿A dónde vas? —le pregunta mí amiga a su hermano, no me había dado cuenta que había bajado de las escaleras, está parado mirándonos fijo inexpresivo, no sé cuánto habrá escuchado nuestra conversación, más bien los reclamos de mí amiga, y no puedo articular palabras ante semejante monumento, Lauty no puede estar tan guapo, no puede ser tan hermoso, juro que tengo la boca abierta —A ver a Analía —quiero rodar los ojos pero evito hacerlo —. ¿De quién están hablando? —pregunta y no sé qué decir. —Del chico de quién está enamorada Milagros —suelta mí amiga, y juro que me atraganto con mí propia saliva, trato de parar de toser. —¿Así?, ¿y quién es?. —Un idiota que no se da cuenta de nada —responde ella por mí, y cuando logro calmarme lo miro y parece esperar respuesta de mí parte. —Igual me parece que son niñas para hablar de eso —dice después de unos segundos mirándome fijo, enfatizando la palabra "niñas" dándome otro puñal en el corazón —. Me voy, Analía me espera —hace un gesto con la mano despidiéndose. —¡Auch! —se queja Azul cuando recibe un almohadonazo de mí parte —. ¿Y eso por qué?. —Por abrir la bocota de más —me quejo. —De todos modos nunca se lo vas a decir. —¡Obvio no!. —¿Por qué no? —no sé si es tonta o qué. —No es obvio —aclaro sarcástica, levanta una ceja y yo largo un bufido —. Él tiene novia, jamás se fijaría en mí, bien lo dijo, me ve como una niña, como una hermanita y mí hermano nos mataría si llegase a pasar algo entre nosotros —enumero con los dedos. —Es verdad. —A cuáles de las opciones que dije. —A dos de ellas. Mili eres mí amiga y lo que te dije es cierto. Recién comienzas tu adolescencia y te veo estancada, no sales a divertirte, quedaste enfrascada en una relación que no va a poder ser, porque ninguno de los dos desafiaría a tu hermano, ya déjalo ir —y es cierto, mí hermano me cuida demasiado además de que le advierte a todos sus amigos y a toda la escuela que no se acerquen a mí. . Lautaro. . —¿Qué pasa? —pregunta Analia al ver que no me concentro en lo que estoy haciendo. Nos encontramos en el sillón de la sala de su casa, yo estoy acostado y ella arriba mío, nos besamos y estamos intentando llegar a más intimidad pero no puedo hacerlo, mí mente está dispersa. —Nada —respondo un poco irritado. —Cómo nada, ¿no viniste para estar juntos? ¿pasó algo? —se levanta empujándome levemente separándonos, se sienta en el sillón y yo hago lo mismo, le contaría lo que ronda en mí cabeza pero no puedo ser sincero con ella, si solo le llego a mencionar el nombre Milagros me haría una escena, siempre estuvo celosa de ella y creé cosas sin sentido, según mí novia la pequeña Milagros siento algo por mí, varias veces le dije que es como mí hermanita, que la conozco de todo la vida. Lo que no entiendo es porqué no dejo de pensar en ella y por quién será que siente lo que escuché, siento mucho malestar, es una niña y cualquier sujeto se podría aprovechar de su inocencia, y ese pensamiento no permite concentrarme para estar con mí novia. —Solo… —ni siquiera puedo pensar en una respuesta rápida y realista para que ella no deje de preguntar —, no traje condón. —¡Te dije que trajeras, porque no me dices antes!. —Porque te pones así —¿Así como?. —Así furiosa —ella inhala profundo tratando de tranquilizarse —¿Es por Mili verdad, pasó algo con ella? —me mira analítica. —¿Qué? ¡No! —no entiendo que expresión habré hecho pero su cara muestra enojo. —¡Siempre es ella! —grita —, estoy cansada de advertirte que esa mocosa está enamorada de ti, veo como te mira, no soy ciega. —Ella no tiene nada que ver, solo es eso —digo para tranquilizarla. —¡Deja ya de defenderla! —se levanta furiosa y camina hacia la cocina, pasó la mano por la cabeza cansado, no sé porque reacciona así, Mili solo es como mí hermanita. Me levanto del sillón y me dirijo donde se encuentra ella preparando para hacer mate, dudo en acercarme pero al fin lo hago, abrazándola por la cintura. —Perdón —articula —, por lo general estás así cuando le ocurre algo a ella. —También me preocupa Kevin —cambio de rumbo la conversación porque sé que si seguimos hablando de Mili volveremos a discutir y no quiero eso. —¿Kevin? —Sí, hoy terminó a los golpes con Eric y Bruno. —Algo le habrán hecho, Aylen dice que Eric es un idiota. —Yo creo que la violencia trae más violencia, no está bien que por más que lo provoquen termine a las trompadas con todo el mundo. Él no es así. —Me parece bien que ponga en su lugar a todos los que se metan con él —hace una pausa —. Cambiando de tema hoy volví a ver el vestido rojo muy hermoso que me gustó mucho, es un poco caro pero me gusta —articula dándose la vuelta y rodeando los brazos en mí cuerpo. —Veré si tengo dinero. —¡Lautaro! —se queja —, me lo prometiste hace meses —hace puchero —, también vi una cartera que hacía juego. —¿No compraste una hace una semana? Dijiste que ese vestido hacía juego con la cartera —recuerdo. —¡Tacaño! No es como que siempre te pida cosas —grita muy enfadada —. Una cosa, una cosa que te pido no puedes hacerlo —se está poniendo intensa, comenzaremos a discutir y hoy no quiero. —Está bien Analía, lo haré —digo frustrado para calmar los ánimos. —Gracias amor —se abalanza sobre mí y comienza devorar mis labios, su teléfono comienza a sonar separándose de mí para atenderlo, mira la pantalla antes de atender y habla —. Son mis padres, debo atender, voy un rato a la habitación, si saben que estás aquí me matan —de prisa sale de la cocina dejándome solo. La puerta es llamada y voy a atender, en cuanto abro me encuentro con un compañero de Analía. —Oh, hola —articula nervioso. —Hola… —Santiago —me recuerda su nombre. —Santiago, ¿qué necesitas?. —Vine… —duda un poco antes de hablar —, vine a estudiar con Analía. —Oh, no me dijo que tenía que estudiar, pero pasa está en la habitación —el chico pasa y nos sentamos en el sofá, yo trato de entablar conversación pero él solo me responde con sí o no, aparece Analía esbozando una sonrisa pero desaparece cuando ve a Santiago a mí lado. —¿Qué… qué haces aquí? —titubeó un poco nerviosa al verlo. . Analía. —Vine para estudiar —aclara, y siento un gran alivio, le había hecho un gesto con los ojos y por suerte lo entendió, me había olvidado por completo que había quedado con él, en realidad había quedado primero con Santiago, pero quería hacer enfadar a la tonta de Milagros y restregarle en la cara y que entienda de una vez por todos que Lauty es mío, —Huy — le da un golpe a mi frente haciéndome la olvidadiza—, me olvidé. Le dije a mí novio que viniera y me olvidé por completo de ti, será mejor que repasemos por esta vez por separados —era una insinuación, si bien me veía a escondidas con Santiago le di a entender que está vez me acostaría con mí novio y que el haga lo mismo con cualquiera otra. No iba a mentir, me gustaba mucho Lautaro y a quien no, era hermoso, pero lo que más me gustaba de él es que me daba todos los gustos, tiene dinero, y me consiente mucho, eso y que me gusta restregarle a Mili que él jamás se fijaría en una niña como ella, no me había hecho nada la niña, pero me molestaba que lo miré con esa cara de boba enamorada, disimulaba sí, era bastante sutil al hacerlo, pero esa niña tonta tenía que entender que él es mío.
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