Ana Isabel regresa a la mesa donde encuentra a su jefa sola, escanea el lujoso restaurant y no ve rastros de su James, suspira aliviada. Por poco y no se salva, piensa para ella. Las cosas se estaban comenzando a complicar y cada vez su mentira iba creciendo como una bola de nieve, temía que en cualquier momento le estallase en la cara. Resignada, decide hablar con James y contarle la verdad, confesarle que no es la persona que dijo ser en ese primer encuentro. Una sonrisa triste corre por su rostro, su jefa se da cuenta y pregunta: —¿Sucede algo, Ana Isabel? —la aludida niega—. Déjame decirte que tienes cara de tragedia querida —le dice su jefa; Ana está por responderle, pero Abril la interrumpe—. Mi amigo James te dejó saludos, si sabes lo que te conviene mantente alejada de él, Ana