CAPÍTULO 58: PLANES MACABROS. En su oficina, Inesa firmaba unos documentos con determinación, sus movimientos precisos y controlados, cuando la puerta se abrió suavemente y su secretaria, una joven de aspecto nervioso, entró con pasos cautelosos. —Entregarle esto a Sebastián —dijo sin levantar la vista—. Dile que nos reuniremos en dos horas con el proveedor para iniciar la construcción. La secretaría tomó los documentos y respondió con voz temblorosa: —Señorita, el señor Ashford no está en la empresa y creo que no vendrá por el resto del día. Inesa levantó la vista, sus ojos brillando con furia. —¡¿Qué?! ¿A dónde fue?—exclamó, su voz cortante. La secretaria se puso aún más nerviosa, sus manos temblando ligeramente. —Bueno, es que… se corre el rumor de que su esposa está dando a luz