CAPÍTULO 54: NO ES UNA CASUALIDAD, ¿VERDAD? OCHO MESES DESPUÉS… ―Cielo, date prisa, llegaremos tarde a la consulta, ―dijo Sebastián mirando su reloj por quinta vez. ―Ya voy, ya voy, ―se quejó Isabella. ―No deberías apurarme, soy yo quien lleva a un bebé de 3.500 kg en su útero, no tú. Sé más considerado. Sebastián sonrió y caminó hacia ella. Se agachó y acarició su prominente abdomen. ―Tu mamá es una regañona. Espero que tú, mi princesa, no saques su carácter, pero sí su belleza. No creo que sobreviva con dos mujeres iguales en casa. Isabella rodó los ojos y soltó una risita. ―Deja de quejarte, te gusta mi temperamento. Él se inclinó y la besó. ―Tienes razón, lo dije solo por molestar. Me gustas tal como eres, esposa. Isabella le devolvió el beso y luego llamó a Nicholas. ―¡Nich