Verónica no ha dejado de verme fijamente ni cerrado la boca, y eso no hace sino aumentar el revoltijo que siento en el estómago junto con los nervios que me invadieron. Esto nunca lo sentí, y todavía no sé si se me es agradable o no, digo ¿a quién se le hace agradable ese cosquilleo en el estómago y la incertidumbre de que hacer o que pasara? Definitivamente a mí no. No me gusta esto, ni un poquito. – Di algo, lo que sea, pero deja de verme así, me siento… rara, nunca me pasó esto, y me molesta, no me gusta esto, no, para nada, no, tampoco sé cómo actuar – repito y comienzo a caminar en círculos, ya no puedo ni quedarme sentada tranquila, y yo solo quiero que me devuelvan mi tranquilidad y mi indiferencia hacia los hombres, o hacia Gabriel, que hasta ahora es el único que me hace senti