Aferro con poca fuerza a mis bebes entre mis brazos para no maltratarlas, pero en el interior quiero apretarlas tan mal. Sé muy bien que debo soltarlas, pero esto me está costando más de lo que debería, o eso dicen los demás, yo, por mi parte, creo que es totalmente normal que quiera tomarlas de vuelta, levantarlas en brazos e irnos de vuelta a casa para quedarnos dormidas lo que queda de día, incluso de la semana. – Amber, es suficiente, vamos tarde – escucho que me reprenden, pero yo solo aprieto más a mis bebés sacándoles risas, ellas se divierten, pero yo soy un manojo emocional en estos momentos. Supongo que es bueno que al menos ellas estén pasándosela bien en este momento. – Pero, es que no entiendes – subo la mirada, y me consigo a Gabriel, quien tiene una pequeña sonrisa mient