– Amber ¿si nos quedaremos? – me pregunta Lily haciendo pucheros, y Leah, que estaba sentada a su lado, se pone de pie para dar unos pasitos hacia mí y tomar mi cara con firmeza. Ahora bien, ella ya tiene más de un año y ya ha dado algunos pasos sola, pero todavía no me animo a soltarla totalmente por el miedo a que caiga, aunque claro, ella también es una floja que es feliz estando siempre en brazos. – Si cariño, por un tiempo, estaré trabajando con Gabriel, ya verás que nos irá mucho mejor – con un brazo sostengo a Leah y con el otro atraigo a Lily a mis piernas, estamos recostadas en la enorme cama de princesa, luego de todo un día ajetreado, primero hablando con Gabriel sobre todos los detalles del trabajo y luego salimos al jardín, en donde nos sentamos con Diego y mis niñas que se