– Nuestra madre murió con mi nacimiento, al parecer tuvo bastantes complicaciones y básicamente era ella o yo – deja a Leah en el piso en donde está un colchón con unos juguetes que ellos le compraron a mi bebé, luego toma a Lily de mis brazos y besa su frente con delicadeza antes de dejarla sentada con su hermanita, pidiéndola que la cuide, y ella como una preciosa niña obediente se queda jugando con su hermanita. No deja de impresionarme el vínculo tan bonito que se creó entre ellos, por el contrario, no me canso de ver cómo interactúan de esa manera tan cálida y amorosa. Es tanto así que no solo estoy agradecida por todo lo que nos han ayudado, sino que también por todo el amor y cuidado que les dan a mis niñas. – Yo no la conocí y Gabriel tendría unos siete años, ya me ha contado lo