Quedó inconsciente sobre la arena, y en lo lejano del sueño sintió algo arrastrarlo un rato. Lo despertó el picoteó de un ave en su cabeza. Abrió los párpados notando la playa helada, pero el sol había secado sus ropas, sin duda había pasado toda la noche en la orilla y había sobrevivido al frío.
Se movió hasta sentarse, sentía el cuerpo adolorido y la cabeza hinchada. Pero sonrió al notar que las aguas lo habían llevado no muy lejos de la montaña sagrada; sus tierras.
Respiró hondo para retomar fuerza, pero en cuanto quiso ponerse de pie miró que sus piernas tenían heridas justo donde la criatura había usado sus extremidades para atraparlo. Parecía como si una cadena caliente lo hubiera enroscado, intentó ponerse de pie, tratando de ignorar el dolor. Tenía sed, y sabía que si caminaba
