Los tres emprendemos el viaje con rumbo desconocido, cabalgamos a paso ágil pero sin apresurarnos, sin detenernos y sin cruzar palabras.
El sol comenzaba su despertar y muy pronto la gente comenzaría a recorrer los caminos, eso solo significaba tener que adentrarnos más en el bosque para no ser detectados por nadie, sin embargo eso significaría exponernos a otro tipo de peligros.
Conforme nos adentramos el silencio es cada vez más pesado y el cabalgar de los caballos parece ensordecedor, la humedad que aún queda en el aire me provoca titiritar, por más que intento no hacerlo. Habíamos estado viajando durante toda la mañana y el comienzo de la noche sin detenernos, aún lo haríamos por que necesitábamos encontrar un lugar para refugiarnos y que los caballos pudieran descansar, así que seguimos internándonos más y más.
—!Esperen!—espeta Aaron detrás de mi, después de mucho tiempo en silencio.
—¿Qué sucede?—susurro mirando sobre mi hombro hacia él.
—¡Escucha!—explica mientras lleva su dedo a los labios para indicarnos que no hagamos ruido.
y ahí, un pequeño murmullo continuo y lejano, el susurro de agua entre piedras... lo observo un poco sorprendida de que lograra escucharlo con el sonido de los cascos de los caballos.
—¿Eso es..?—comienza Sebastian sin terminar la frase.
—¡Agua!—exclama Aaron con cierto desdén, quitándole la palabra al hijo del lord.
Por el rabillo del ojo puedo ver a Sebastian exasperarse por el comportamiento de mi mejor amigo y yo tengo que esforzarme por reprimir mi risa.
—¿Entonces deberíamos dirigirnos allí? —digo sosegada después de controlarme. Los observo impaciente mientras ellos tienen una guerra de miradas y es Sebastian el primero en ceder.
—¡Tenemos que llegar hasta ahí!—declara el Lord posando su mirada en mi— Los caballos necesitan agua y descansar al menos unas cuantas horas, igual que nosotros. Además tendremos a la luna de nuestra parte.
No tengo idea de por que al terminar esa ultima frase todo mi cuerpo pareció ronronear en respuesta. Sin embargo no tuve mucho tiempo como para descubrirlo, así como llego se fue y las voz de Aaron interrumpió el rumbo de mis pensamientos.
—Al menos en algo estamos de acuerdo— se mofa mi querido amigo—. Alena, debes de estar tan orgullosa de nosotros.
— ¡Absolutamente!— me limito a decir mientras muerdo mis mejillas para no estallar en una carcajada, de reojo puedo ver el rostro confundido de Sebastian.
—Graciosa.—dice solamente en respuesta a mis palabras mientras mira el cielo, luego simplemente señala hacia un lado—Deberíamos seguir por ahí, si deseamos descansar claro.
Dicho esto él continua cabalgando, Aaron y yo volteamos a mirarnos y estallamos al fin en risas pero lo seguimos de cerca.
Para cuando llegamos al río la luna ya brillaba en lo alto y podía sentir como bañaba mi rostro y lo iluminaba, estaba disfrutando de ese momento que por un instante me olvide del rio, pero Onix no.
—¡Esta bien! tranquilo, vamos—le digo dulcemente mientras nos acercamos—. Onix voy a bajar, quédate quieto por favor— digo en un susurro, y procedo a descender.— Ahora sí, acércate más al agua.
Mientras atiendo a mi dulce equino recorro la mirada y por primera vez aprecio el paisaje ante nuestros ojos, pinos tan altos y verdes, el río con su agua tan cristalina que si fuera de día podrías ver el fondo y hasta el mismo reflejo del cielo en el, la humedad que exuda del suelo y por supuesto ese maravilloso aroma distintivo de la naturaleza, estoy cautivada pero puedo sentir una mirada sobre mi, al girar un poco puedo ver que se trata de Sebastian quien esta atendiendo a Luna, él solo me sonríe dulcemente y mueve su cabeza, como alejando algún pensamiento, y le regreso la sonrisa. Me muevo un poco más y veo a Aaron haciendo lo mismo con su caballo pero observa muy de cerca a Sebastian y no puedo evitar que mi sonrisa se agrande más, me recuerda cuando a Sofia le llegaban regalos de pretendientes y Hugo se ponía celoso.
El pensar en ellos me produce un toque de tristeza, espero que tomen la noticia de buena manera y puedan entenderme, al menos Sofia, Hugo no sé si pueda perdonarme el que me fuera otra vez y en esta ocasión sin darles la oportunidad de decir hasta pronto.
—¿Estas listo Onix? ahora podremos comer algo y descansar de bajo de ese gran pino— le digo mientras andamos hasta llegar ahí.
Al cabo de un rato se nos unen los demás para comer, y acordar turnos de vigilia para dormir durante la noche y seguir nuestro viaje por la mañana pero muy cerca del río. Solicito el tercer turno, al ser de madrugada y muy cerca del amanecer todo estaría un poco más visible, Sebastian toma el primero turno el cual termina justo cuando la luna esta en su punto más alto y comienza el turno de Aaron, que es el segundo, su turno igual que el primero fue tranquilo y termino mucho antes del descender de la luna; aunque ambos pelearon por quedarse despiertos conmigo, les asegure que no hacia falta, que ellos tenían que descansar y solo sería hasta que el sol comenzara su despertar y estuviera lo suficiente claro para ver nuestro camino, sería el turno más corto.
No podía saber exactamente cuando tiempo habría pasado hasta que se quedaron dormidos y aún así espere un poco más, quería ducharme en el río y obviamente no los quería cerca ni despiertos para poder hacerlo, así que cuando estoy segura de que están dormidos, me levanto y me acerco a Onix para tomar algunas cosas y me voy al rio, no tan lejos, desde mi posición puedo verlos pero ellos a mi no.
El agua está ¡tan fría! que tengo que reprimir un grito al entrar, es normal, ya que el sol todavia no decide salir, y la luna comienza su lento descenso. solo espero no enfermarme, pero ya no podía soportar sentir mi piel así, no tengo problemas con la ropa pero mi piel definitivamente me lo agradece.
De pronto siento una presencia distinta, creo que algo me observa... desde el otro lado del rio, así que lentamente y sin inmutarme, comienzo a moverme. sea lo que sea solo esta observando y no puedo dejarle notar que ya me di cuenta. Salgo del agua y me visto a toda prisa por el frio, pero camino lo más normal hasta donde se encuentran mis acompañantes, casi puedo sentir el momento en que eso comienza a moverse.
Sebastian es el primero en despertar y al observar mi rostro... quizás fue pánico lo que vio en el, pero lo que vio lo puso sobre sus pies y Aaron lo siguió, en un abrir y cerrar de ojos, ya estábamos sobre los caballos y cabalgando lejos de ahí, no queríamos alejarnos tanto del río pero por ahora los planes tenían que ajustarse.
Cabalgamos con dificultades entre la oscuridad, el sol aún no alcanzaba altura suficiente sobre el espeso bosque y yo me sentía tan lejana, no tenia idea de cuanto tiempo había pasado, solo se que tenia que mantenerme en movimiento, sin embargo al parecer ya había pasado el presunto peligro, Sebastián ya no miraba sobre su hombro para ver si alguien o algo nos seguía, y la cabalgata se convirtió en un trote casi silencioso, hasta que...
—¿Qué sucedió allá?— pregunta Aaron estupefacto, mirando de Sebastian a mi, esperando una respuesta.
—Creo que Leila vio algo...— masculla Sebastian, girando a verme, esperando alguna palabra de mi.
—No estoy segura, pero... creo que había algo ahí—.
— ¿Crees que había algo?— murmura Aaron sin comprender—¿de que estas hablando?—.
— Yo... estaba en el rio,— digo un poco avergonzada mientras seguimos cabalgando— y me pareció sentir que algo me observaba, la verdad no quise ir a investigar sola, así que opte por fingir que no sentía algo observándome e ir por ustedes lo más rápido posible y escapar de ahí.
— ¿Entonces no viste nada?—dice Sebastian confundido con mis palabras, pero todavía escéptico por lo que el vio en mi rostro.
—No sé que es lo que alcance a ver— remato desconcertada y colocando los cabellos que se soltaron de nuevo a su lugar—. Solo sé que había algo que me impulsaba a escapar lo más rápido de ahí.
—Entonces sigamos manteniendo la distancia entre nosotros y lo que sea que fuera eso—dice Aaron tratando de distraer mi cabeza de mis propios pensamientos, y no puedo estar más que de acuerdo con el, así que seguimos nuestro camino...