La chica de las caras rotas

Una bocanada de aire

Existía una chica que sonreía en su trabajo, cantaba y bailaba para que sus estudiantes lograran aprenderse las nuevas palabras jugando. Sus compañeros la elogiaban por ser tan buena en lo que hacía y la directora decía que era un ejemplo a seguir. 

También existía otra chica, pero ella no cantaba, mucho menos sonreía y sólo quería que se terminaran las clases para poder marcharse a casa. Sus compañeros la veían de lejos y se preguntaban el por qué era así, sin embargo, nunca se acercaron a ella para preguntarle. 

Estas dos chicas son una misma persona. Estas dos chicas son los rostros diferentes de Lily Rousse. Pero ellos están a punto de desaparecer. 

Lily Rousse está a punto de lanzarse del puente. Ella quiere dar un último bocado de aire. 

También existe un joven llamado Alejandro que le encanta levantarse por las mañanas, hacer ejercicio, arreglar su perfecta barba y revisar si su camisa quedó bien planchada. Le encanta ir a su trabajo en su moto a alta velocidad; pero no crean, su trabajo no tiene nada que ver con su afición a la adrenalina: es coordinador del centro de desarrollo Rousseau.

Le gusta sentarse a hablar en la recepción del centro de desarrollo con sus amigos y crear planes para los fines de semana. Pero las charlas tienen que ser en la recepción, siempre en la recepción, porque si fuera en otro lugar, ¿cómo podría apreciar las piernas de la profesora que da clases en el salón de enfrente? El problema es que ella, por más que converse con los profesores y les muestre su angelical sonrisa, nunca lo hace con él.  

Pero, lo que Alejandro no imaginaba es que la chica que había visto de lejos en la recepción con piernas hermosas y sonrisa angelical, sea la misma que está pasando la baranda del puente con intención de lanzarse al vacío.  

Advertencia: 

Esta historia trata temas como la depresión y ansiedad, no está escrita con el ánimo de ofender a personas con estas enfermedades. Se recomienda discreción y respeto en los comentarios. 

Para todas aquellas personas que luchan todos los días por mantenerse con vida: está bien no estar bien.