Tan pronto como Spencer despertó, deseó no hacerlo.
Era increíble como a pesar de que en realidad no había recibido muchos golpes, todo su cuerpo le dolía por la caída y los pocos puños que llegaron a él.
Aunque si contaba los pesados cuerpos que cayeron sobre él y que ninguno de los golpes que no había alcanzado a esquivar lo habían hecho con todas sus fuerzas, no era de extrañar que todo su cuerpo se encontrara con dolor.
Y si no se hubiese arrastrado por el suelo y escondido bajo de aquella mesa, estaba seguro de que habría terminado mucho peor.
Soltando un suspiro, el omega abrió sus ojos y observó la pared de una habitación que no reconocía.
Parpadeando un par de veces, Spencer dejó de abrazar una almohada con uno de sus brazos y llevó la mano a su rostro para restregar sus ojos
