Tardé un rato en darme cuenta de hacia dónde nos dirigíamos hasta que reconocí la dirección en la que íbamos. —?El club? —pregunté, preguntándome cómo sería esta noche con él y qué tipo de planes tenía. —Ya verás —fue todo lo que dijo. No tenía ni idea de lo impaciente que podía ser ni de lo mala que era con las sorpresas. No era porque no me gustaran, sino porque tenía tanta curiosidad que me volvía monotemática, concentrándome sólo en esa cosa. Durante todo el trayecto, había estado tan excitada que me estaba volviendo loca por ello.? Ese simple toque de Martín, y de repente todo lo que podía sentir era él. Seguía teniendo su mano en mi muslo, y sólo la movía cuando necesitaba cambiar de marcha antes de que su mano volviera de nuevo. Era algo tan inocente, pero hacía que mi piel ardi