Kevin y yo habíamos acordado encontrarnos en la parada de autobús no muy lejos de mi complejo de apartamentos. Él tampoco vivía tan lejos, a poca distancia de mí, lo que siempre era conveniente. Llevaba mi ropa habitual, más bien elegante: vaqueros ajustados y una bonita blusa negra. Aunque había sido divertido ir con vestidos bonitos y más maquillaje, también era relajante hacer algo un poco más bajo. Había combinado mi atuendo con unas elegantes botas negras de tacón. Faltaban cinco minutos para que apareciera el autobús, y estaba ligeramente estresada por si no llegábamos. Kevin siempre llegaba un poco tarde. Pero por suerte, llegó justo a tiempo. —¡Chica, estás luciendo esas botas! —dijo en cuanto examinó mi atuendo. Por su mirada, eso era lo único que quedaba bien con lo que lleva