El silencio. Completo y absoluto silencio. Al principio, no sabía qué decir. ¿Qué significaba todo aquello? ¿Y cómo pudieron encontrarme? No había anotado precisamente mi número cuando estaba en la Guarida del Deseo. Con las manos húmedas, agarré el teléfono con más fuerza, temiendo que se resbalara y se me cayera. Inspirando temblorosamente, abrí la boca para hablar, pero no salieron palabras. —Puedo entender la confusión, y sé que tienes muchas preguntas. ¿Sabes lo que significa tener un padrino? —Sonaba tranquilo y en control, y en esta conversación, él tenía todo el poder. Lo cual, para ser sincero, me parecía bien; estaba demasiado aturdido para decir algo. —N-no. —Y a la mierda mi voz por sonar tan pequeña, tartamudeando como una maldita niña insegura. —Bueno, significa que algu