Una de las empleadas, anunció la llegada de los últimos invitados que faltaban.
Nicholas, entreabrió los labios al observar lo hermosa que lucía Ariadna esa noche: «Es bellísima» dijo en su mente él, sin dejar de verla.
Alonzo notó como la mirada de su primo se clavó en su novia, irguió la barbilla, orgulloso de ser él quien la llevaba del brazo, entonces caminó con Ariadna, hacia él.
—Hola primo —saludó Alonzo con un fuerte apretón de manos.
—Buenas noches —respondió, correspondiendo al gesto de su familiar—. Un placer volver a verla —murmuró fijando sus ojos azules en los negr4s de Ary.
—Hola Nicholas —pronunció Ariadna, evitando su mirada, entonces frunció el ceño y presionó sus puños al ver que Consuelo se hallaba en esa reunión, inhaló profundo para contenerse.
Alonzo y su novia se acercaron a saludar a su abuela, y a los padres de él, entonces esperaron a que Nick, presentara a su familia.
Consuelo, miró de pies a cabeza a Ariadna, notó lo elegante y hermosa que era la joven, frunció los labios.
Jessica admiró lo atractivo que era el primo de su novio.
—Ella es Consuelo, mi madre —informó Nick.
Alonzo, observó con desprecio a la mujer que fue amante de su tío Paolo.
—Mucho gusto —expresó.
—Un placer —respondió ella.
Nick, notó la incomodidad en el rostro de Ariadna, suspiró aliviado al ver que su madre no la reconoció, el cambio de aquella muchacha que se iba a casar con él, era muy notorio, atrás habían quedado los rasgos de la adolescencia.
—Buenas noches —saludó arrastrando las palabras, tratando de contener el desprecio que sentía por la madre de Nick.
—Les presento a Jessica, mi... Novia —expresó.
Ariadna clavó su profunda y oscura mirada en él, luego dirigió sus ojos a la rubia y delgada mujer que lo acompañaba.
—Encantado de conocerte —pronunció Alonzo.
—De igual manera. —Sonrió ella.
—Hola —expresó Ariadna.
—Buenas noches —contestó Jessica.
Mientras la cena se alistaba. Nick no pudo evitar observar las muestras de cariño entre Alonzo y Ariadna. Sentía muchos celos, le hervía la sangre de verla con él. «Ahora entiendo por qué razón cancelaste la boda conmigo» pensó sin percatarse de que Jessica estaba muy atenta a sus expresiones.
—La novia de tu primo, es una mujer muy hermosa —comentó.
Nick, se puso nervioso, sintió un pequeño rubor en su rostro.
—Si es una joven muy bella, y como bien dices es la novia de mi primo — comentó.
Ariadna también notaba que Nick no le quitaba los ojos de encima. «Quedó impactado al verme, aún tengo ese efecto en él» sonrió en su mente Ariadna. Luego de unos minutos de plática la abuela indicó que pasaran al comedor, la cena estaba lista el plato predilecto de la señora Fiorella había sido servido en cada uno de los puestos.
—Ossobuco —comentó Nick, con emoción—. Es de mis platos favoritos. —Miró a Ary.
—¿Qué contiene el platillo? —averiguó Jessica.
—Es un jarrete de ternera, sin deshuesar —respondió la abuela—. Es una preparación típica de la zona de Milán, de donde pertenece nuestra familia.
Jessica asintió sonriendo, y tomó asiento en la silla que Nick abrió para ella, lo mismo hizo con su madre.
—Imagino que mañana ya vas a la empresa a ocupar tu nuevo cargo —se dirigió Alonzo a Nick.
—Así es, y lo hago solo por la abuela. —Tomó la mano de ella con ternura.
La señora Fiorella sonrió ante el gesto de su nieto.
—Es una cena familiar. —Miró a Alonzo—, no deseo que hablen de la empresa.
—Lo siento abuela. —Se disculpó él.
La comida prosiguió con tranquilidad, luego de que finalizó la señora Fiorella, los invitó a pasar a la sala para seguir conociendo a Nick y su familia.
Ariadna aprovechó que Alonzo y su padre se reunieron en el despacho, salió a los jardines de la gran mansión Grimaldi. Se sentó pensativa en el borde de la fuente en un lugar un tanto alejado de la casa, permanecía sumida en sus pensamientos, se debatía entre el repentino regreso de Nick, a su vida, y aquel contrato que debía firmar.
—Años sin vernos Ariadna.
Ella se sobresaltó al escuchar la voz de Nicholas, abrió sus ojos de golpe, y se llevó la mano al pecho.
—¿Qué haces aquí?, ¿Cómo se te ocurre venir a buscarme? —inquirió.
Nick, advirtió como ella arrugó el entrecejo y parpadeó un par de veces en señal de molestia. La observó, embelesado por su belleza, y por todo lo que aún provocaba en su ser.
—Tú y yo, tenemos que hablar Ariadna. —La tomó de brazo.
Ella clavó su mirada llena de enojo sobre él, le parecía inaudito que a esas alturas él pensara en disculparse.
—No tenemos nada de qué hablar, las cosas quedaron más que claras —soltó alzando el tono de su voz, con profundo resentimiento.
—Para ti es muy fácil decirlo —expresó Nick, elevando ambas cejas.
Ariadna lo miró sorprendida e indignada.
—¿Crees que fue fácil para mí? —increpó cerrando sus puños—. ¿Quién recibió las burlas y humillaciones?
Nick, sacudió su cabeza, arrugó su frente, sin entender los cuestionamientos de ella.
—Te volviste loca —rebatió—. Fuiste tú la que canceló la boda.
Una furia incontenible se apoderó del cuerpo de Ariadna, estalló de coraje, empujo a Nick muy molesta, respirando agitada.
— Fuiste tú el que me dejó plantada en el registro civil sin ninguna explicación —bramó haciendo temblar su labio inferior—, y ahora apareces como si nada. ¿Quién crees que eres?
Una gran O se formó en la boca de Nick, pasó sus manos por las hebras de su cabello, desconcertado.
—Tú me enviaste una carta, diciendo que no te podías casar conmigo, que eras muy joven, que lo habías pensado bien, además no llegaste al registro civil, esperé afuera casi treinta minutos —resopló Nick abriendo sus brazos, contrariado.
—Yo jamás escribí nada —bramó—. Fuiste tú, el que no llegó, me tardé porque el auto tuvo un desperfecto. —Sollozó la joven—. No vengas con mentiras, no te creo nada. ¡Déjame en paz! —vociferó Ariadna, entonces dio vuelta sobre sus talones y empezó a caminar en dirección a la casa.
Nick la siguió, la tomó de los brazos y la giró hacia él.
— Esta conversación no ha terminado, tenemos que aclarar muchas cosas.
Ariadna se sacudió del agarre de él, Nick la sostenía con fuerza, ella dejó de forcejear con él.
— Yo no tengo nada que hablar contigo, las cosas están claras —dijo mirándole a los ojos con profundo odio.
— Te equivocas Ariadna, lo nuestro no pudo acabar así.
La observó, desesperado, sintiendo como su pecho subía y bajaba, y su mirada se cristalizaba.
— Lo nuestro se terminó hace cinco años, cuando me dejaste plantada —repitió Ary rechinando los dientes de ira.
—Te equivocas, lo nuestro no ha terminado.
Nick agarró con una de sus manos de la cintura a Ariadna, con la otra le tomó de la nuca, y la besó enloquecido de amor por ella.
La mujer ponía resistencia, intentó soltarse de Nick, él no lo permitió, ambos respiraban agitados, trataban de contener sus emociones, dejó de besarla y se miraron a los ojos, el amor y el odio se hacían presentes en ese momento.
Nick, volvió a acercarse a ella, la chica tembló entre sus brazos, el corazón de ambos amenazaba con salirse del pecho, entonces los labios de Nicholas, tomaron los de ella.
Ariadna abrió su boca, y dejó que la lengua de él la acariciara, correspondió ese gesto, sintiendo como su estómago se encogía y su ser se estremecía al estar en los brazos de él.
Nick, saboreó de nuevo el dulce calor que tanto extrañó de los labios de ella, la besó, una y otra vez, deseando perdurar ese momento; suspiró al tenerla de nuevo entre sus brazos, la sentía tan suya como esa noche en la que, por primera vez, hicieron el amor, todos esos recuerdos se vinieron a su memoria.
Los cuerpos de ambos se encendieron como brazas, era imposible resistirse a la pasión que ejercían el uno sobre el otro. Sin embargo, Ariadna, recordó lo sucedido aquella mañana que se quedó plantada, empujó a Nick, con todas sus fuerzas, y salió corriendo en dirección a la casa, agitada y muy contrariada, se acomodó la ropa, y arregló su cabello antes de ingresar a la mansión.
Nick, se quedó estático, pensativo con todo eso que Ary, afirmaba, se llevó la mano a la frente, tratando de descifrar qué fue lo que sucedió ese día que, según él, ella le envió esa nota en la que cancelaba la boda. Decidió investigar y demostrarle a Ariadna, que todo era un malentendido, una trampa de alguien, para separarlos, pero necesitaba pruebas, y estaba dispuesto a conseguirlas a como diera lugar, ahora que la encontró, no iba a perderla, por segunda vez.