Long Island- New York, Usa.
«Don't stop the music by Rihanna» envolvía el ambiente. Las luces robóticas apenas permitían ver los rostros de los jóvenes que bailaban en la pista. El humo del cigarrillo se coló por las fosas nasales de la pareja que con los dedos entrelazados intentaban llegar a su mesa.
—¡Aquí! —escucharon a lo lejos, enseguida una mano se agitó llamándolos. Ary parpadeó y sonrió al mirar como su mejor amiga Ana Cristina enloquecía a varios chicos con su particular baile. —¡Vamos! —le dijo ella a su novio.
Nick sonrió y avanzó de la mano de su prometida hasta el lugar en donde estaba su amiga. Ariadna se soltó de su agarre y se unió al baile. Nicholas contempló embelesado a su chica. Su ser reaccionó a cada uno de los sensuales movimientos de caderas de ella.
Ary se mojó los labios al ver el rostro de Nick, esbozó una amplia sonrisa, le guiñó un ojo y enseguida mientras ondulaba su cuerpo sus manos empezaron a subir desde su abdomen plano hasta sus senos, se llevó los dedos al cuello y luego agitó su hermosa melena negra.
Al joven Miller la garganta se le secó. Todos sus sentidos reaccionaron ante tal provocación de su chica, sin pérdida de tiempo se unió al baile, entonces se acercó a Ary, y colocó sus manos en la cintura de ella. Inclinó su rostro y depositó varios besos en el hombro de Ariadna, percibió de inmediato como la chica vibró al sentir sus caricias, entonces él deslizó su lengua por el cuello de la joven.
Ariadna gimió bajito, volteó, y sus profundos pozos negros se perdieron en el azulado mar que era la mirada de él, ambos se observaron presos del deseo y la pasión que despertaban uno en el otro.
—Me enloqueces —susurró Nick al oído de ella.
—Tú más —respondió Ary—. Muero porque pasen las horas y ya sea mañana, no quiero estar un segundo más lejos de tí. —Divisó a Nick con un destello de esperanza en su mirada.
—Al día siguiente serás solo mía —aseveró, mientras la pegaba a su cuerpo y su boca se apoderaba de los carnosos y sensuales labios de su chica besándola con desespero.
—Solo tuo, per sempre. (Solo tuya, por siempre) —respondió Ary.
—Sii mio, oggi. (Se mía, hoy) —propuso él.
Ary mordió sus labios, su corazón se disparó en su pecho. Asintió mirando a Nick a los ojos.
—Estamos un rato más, y desaparecemos —sugirió—. Recuerda que es nuestra despedida de solteros. —Sonrió.
—Perfecto —contestó Nick.
Un par de horas más entre música, baile, un par de copas, y las felicitaciones de sus amigos más allegados la pareja disfrutó de su última fiesta antes de convertirse en esposos, enseguida desaparecieron del salón.
Subieron al Camaro n***o que Nick conducía y se marcharon rumbo a un hotel. En el trayecto: «Me enamoré de ti by Chayanne» los acompañaba. Ambos entonaron la melodía a todo pulmón, envueltos en aquella atmósfera de romance en la cual solo existían los dos.
«...Eres lo que yo más quiero, lo que yo soñaba. Eres mi rayo de luz a cada mañana. Y sin pensarlo el tiempo me robó el aliento. ¿Qué será de mí si no te tengo?» …
Ariadna suspiró profundo, desde el día que conoció a Nick, dos años atrás en la universidad, ese hombre se convirtió en su todo, y no podía creer que estaba a horas de alcanzar su tan anhelada fantasía de unir su vida al hombre al que tanto amaba.
Para Nick, Ary era la suma de todos sus sueños hechos realidad. Estaba seguro de que nada, ni nadie la separaría de su lado y que las ilusiones que construyeron juntos se convertirían en verdad, en unas horas más.
—Espero que cumplas tu pacto y recuerdes que me prometiste que tendríamos tres hijos, un gato, un perro, y una casa sencilla y acogedora —habló Nick.
Ariadna carcajeó, giró su rostro y lo observó con ternura y la mirada cargada de brillo.
—Dijiste que lo de los hijos será luego de graduarnos de la universidad, y el número está por verse —habló ella—, con respecto a las mascotas no tengo problema, siempre que tú te encargues de su cuidado —advirtió—. Lo que sí te puedo asegurar es que dedicaré cada instante de mi vida a hacerte feliz. —Acarició la mano de Nick.
El corazón del joven se hinchó de felicidad dentro del pecho. Ariadna era su luz, sin ella todo perdía sentido.
Minutos después en la habitación de un hotel ambos jóvenes dieron rienda suelta a todos los sentimientos que prodigaban uno por el otro. Entre besos, caricias, y una promesa de amor eterno Ary entregó su virginidad a Nick.
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Al día siguiente:
La ciudad amanecía brillante, los primeros rayos de sol ingresaban por la ventana de la habitación de Ariadna.
La chica abrió sus lindos ojos negros, se quedó acostada un momento contemplando el hermoso vestido color marfil, que su abuela le había regalado para la celebración civil de su matrimonio, tenía tiempo aún la boda se llevaría a cabo a las doce del mediodía.
Mientras esperaba el lapso prudencial para empezar a vestirse a su mente se vinieron los recuerdos de la noche anterior, suspiró recordando los besos, caricias, su entrega al amor de su vida, quien en pocas horas más sería su esposo.
Su abuela interrumpió su descanso con un delicioso desayuno. Aquella joven vivía desde hace cinco años con ella, a raíz que sus padres se divorciaron cuando apenas cumplió quince.
La mañana pasó en un abrir y cerrar de ojos. Ary estaba lista para asistir al registro civil, su cabello n***o liso lo llevaba recogido en un moño, su maquillaje era lo más natural, su vestido era en corte campana, ceñido a su cintura, para finalizar se calzó los stilettos beige, suspiró profundo, preparándose para salir junto a su abuela.
El vehículo que iba a pasar por ellas demoró media hora. Ary intentó comunicarse con su novio para avisar del retraso, pero su móvil se había quedado sin batería, y su abuela no usaba esos artefactos. Cuando el auto llegó se dirigieron al registro civil, iban con el tiempo necesario. La jovencita imaginaba que el novio estaría desesperado, pensando que ella no llegaría. En medio del trayecto el automóvil sufrió un desperfecto.
Una hora después Ary ingresó corriendo al juzgado. La sorpresa para la chica fue que su prometido no aparecía por ningún lado.
—No llegó Ariadna, lo siento —informó Ana—. Traté de comunicarme contigo. —La abrazó.
Ary presionó sus puños con fuerza, intentó contener las lágrimas que se amotinaron en sus ojos. Nick la había dejado plantada, después que le juró amor eterno. Ella sintió que su mundo se venía abajo, tuvo que soportar sola aquella deshonra.
—¡Desgraciado! —exclamó—. Algún día me cobraré bien caro esta humillación —sentenció con el corazón adolorido.
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Queridos lectores vengo a presentarles el primer libro de la Serie Romance, espero contar con su apoyo como en los otros libros.
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