Nunca fui capaz de enfrentar a mis padres, mejor dicho a mi padre. El magnífico Esteban Pintos, político y empresario, conocido por sus "Fundaciones " y "Proyectos sociales", todos y cada uno de ellos eran una maldita pantalla para la sociedad, de solo pensar en como él usa a todos a su alrededor me revuelve el estómago.
No había en el mundo persona más corrupta y maliciosa que él, durante años tuve que fingir delante de las cámaras, de las personas, del mundo entero, debía mantener mi cara de hija feliz y ser el ejemplo de las niñas de mi edad, además de hacerles crees a los demás de que eramos la familia feliz.
Solo una vez rompi las reglas de mi padre y lo pague muy caro.
Algunas veces quisiera desaparecer de la faz de la tierra, pero no quería darles el gusto a mis padres de verme derrotada, jamás sería como ellos y nunca más volvería a ser su títere, lucharía para ser feliz.
Aunque mis pensamientos positivistas se fueron al tacho cuando me vendieron, me usaron de sebo para cazar a un lobo poderoso, uno que fuese de darle a mi padre más poder del que tenía, ese lobo fue Cain Moskal.