No voy a mentir que estaba esperando que llegue este día. No me mal entiendan, no es que mágicamente me guste la escuela. Solo pienso que hoy va a ser un gran día.
Estos días estuve muy nerviosa, ansiosa, dejé de hacer las dos cosas que más amo en la vida, que es comer y dormir. Esta incertidumbre de saber que decidió Mateo me sacó el apetito y por las noches no puedo dormir bien. Es hasta tal punto, que la alarma no sonó y ya estoy despierta. Bueno parece que los milagros sí existen.
Este fin de semana con el trabajo, la salida con las chicas y estudiar para exponer el trabajo, se me hizo más llevadero. No sé qué hubiera hecho si me quedaba en casa. Me hubiese vuelto loca.
El viernes en casa de Mateo sentí que podía estar con él. Sentí que no me veía como una amiga.
Por fin la gorda
