La voz de mi madre se escuchaba entrecortada, algo agitada por lo que probablemente algunas lágrimas corrían por su rostro; me tome un momento para poder hablar, la cabeza la sentía estallar, por fortuna Betty entro en ese momento con el vaso con agua y la aspirina, que momentos antes le había pedido, tomé rápido la pastilla y le agradecí con un gesto a la asistente la atención que había tenido conmigo.
—Sí mamá soy yo. —quería disimular el pesar que sentía al hablar con ella, pero en definitiva, no podía hacerlo, mi madre me causaba mucho conflicto, por no decir repudio.
—Hija… — Se escucho decir con la voz temblorosa. Me lleve la mano a la frente y me la frote un poco tratando de encontrar las palabras adecuadas, por fortuna, mi madre hablo primero— ¿Estás bien? ¿Necesitas algo? Hace
