Entramos a su apartamento, me sorprendió bastante ver que el estilo que proliferaba era elegante y sobrio, algo muy contrastante con él, se le veía cual pintura abstracta. Parecía más que yo lo había decorado pero me encogí de hombros, era un lugar que él rentaba solo cuando estaba de paso en la cuidad, o eso creía. Dejo su casco y sus guantes en un mueble recibidor a la entrada, paso directo a la cocina quitándome antes la bolsa con las compras de las manos, aproveché para dar una mirada al lugar, frente a nosotros había un enorme ventanal con una vista asombrosa a Ney York, cientos de luces fijas y en movimiento se podían apreciar desde ahí. Los sillones color chocolate, las paredes gris claro, iluminadas desde el suelo. El departamento tenía un concepto de espacio abierto entre la s