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1814 Words
De que sirve tener el mundo a mi disposición, si contigo tengo el universo a mi alrededor. -Anónimo 14 de diciembre del 2018. Narrado por Noah. —Sé que estás allí. Lo sé desde antes de que pisaras la cocina. Ya no quiero esconderme. Ya no quiero esconderlo. No quiero secretos entre nosotros y si tengo que halar sobre el mío; lo intentaré lo más que pueda, solo no me presiones, por favor Kira. Kira no dice nada, lo único que hace es mantenerse en el mismo lugar en que está desde que bajo a la cocina. Utilizando toda mi valentía y hago alusión de ella sabiendo muy bien que solo queda un 5%, giro mi cuerpo y enfoco mi vista en ella. De una vez por todas se decide en acercarse a mi y juro que el corazón se me saldrá por la boca y para añadirle más tensión y suspenso al momento; suena un rayo y eso quiere decir que comenzará a llover en varios minutos. Desde el lugar en donde estoy parado, la ventana de la cocina me queda cerca y desde allí mi olfato persive el olor a lluvia. —Solo quiero decirte que no me importa lo que escondas. Aquí me quedaré sin importar que. —posiciona una mano en mi hombro. Lamentando lo que haré decido quitar su mano de mi hombro y retirarme lentamente hacia atrás. —Siéntate... —espeto y ella lo hace. Acercando la silla que está detrás de ella, se sienta y hago lo mismo. Al Kira sentarse en la silla veo en sus ojos tristeza, además de que sus ojos están cristalizados y al ver que la estoy observando directamente, intenta no mirarme. —No sé como comenzar... —Siéntete cómodo cariño. Aquí estoy y te escucharé. —no dice nada más, solo fija sus ojos en los míos. Mi corazón comienza a latir más rápido haciendo que me altere un poco. Intento tranquilizarme inhalando y exalando, pero no lo logro. Siento que no puedo respirar. Al Kira ver mi ataque de pánico instintivamente acerca su silla más cerca mío y agarrando mis manos me da masajes circulares en las palmas. No tengo idea de que me hace Kira, lo único que sé es que ella me tranquiliza. Pasado varios minutos siento como mi respiración cambia y siento un poco de valor para hablar. —Yo...—tartamudeo—. Tengo una enfermedad en la vista. Esta se nombra glaucoma. Ella va degenerando la vista hasta que me deja completamente ciego y es algo generacional o sea, lo heredé por mis padres. Estuve haciéndome varios estudios y estos dieron como resultado que en menos de un año quedaré ciego. Casi no veo y si veo por lo menos un poco es por las gotas que me echo en los ojos todos los días. —siento como mi cara se empapa y en ese instante llego a entender de que estoy llorando y no pasa mucho tiempo para que Kira esté encima mío abrazándome. Pensé que ya me había dejado de doler el que quedaré ciego.—. Lo primero que pasó por mi mente cuando te vi es que eras lo más hermoso que había visto y pensaba que solo tendríamos una amistad; una amistad que rápidamente dió un giro y hizo que aceptará que alguien más me puede amar o mejor dicho intentar amar. Quería evitar este momento, quería evitarlo tanto... Lloro desconsoladamente y Kira sostiene mi cabeza acariciándome el cabello, pero no dejo que me siga consolando, más bien me separo de ella y agarrando sus dos manos hago que me mire a los ojos. —La asesiné. La asesiné. Asesiné a la mujer que era el amor de mi vida y no he podido olvidar ese día. —ella estupefacta por lo que le estoy revelando, abre los ojos ampliamente mientras me mira con susto. Niega con su cabeza no queriendo creer lo que digo. —No hiciste eso. No lo creo. No creo que seas capaz. —ella se acerca más y yo solo la alejo. —Si lo hice. Lo hice Kira y no lo puedo cambiar. Kira solo se pasa las manos por la cara queriendo asimilar la información que ha obtenido. —No me importa... —se gira y me mira fijamente.—. Recuerda que el pasado es el pasado. Ella es el pasado y yo el futuro. Y creo que no lo hiciste a propósito, fue un accidente y no mereces culparte por ello, no mereces martirizarte cariño. —limpio mis lágrimas y me levanto de la silla. —Íbamos en mi auto y ella me decía que me dejaría porque no iba a estar con una persona ciega. No quería cargar conmigo ¡No quería estar allí para mí carajo! ¿Entonces cómo te miento? ¿Cómo te digo que estoy sano y que no estoy ciego? ¿Cómo no siento furia y tristeza porque no podré ver tus ojos en la mañana, ni en la tarde ni en la noche? No quiero que te ates a mi. No quiero que te ates a un enfermo viviente. —las lágrimas brotan por mi rostro de nuevo y está vez somos dos los que lloramos. —No me importa... —¡Deja de decir que no te importa porque si importa! —le grito y ella me agarra de los codos haciendo que la mire fijamente a los ojos. —¡No, no me importa que vayas a quedar ciego, Noah! ¿Sabes por qué? Porque quiero seguir queriéndote aunque vayas a quedar ciego. No me importa eso. Me importa quererte, me importa terminar de sanarnos el uno al otro. Si tengo que cuidarte todos los días de mi vida lo haré, para mi no habrá problema porque estoy más que segura que estaré mimando y cuidando al hombre que más amaré en la vida. —acaricia mi rostro por completo y sostiene mi barbilla para que la mire.—. Mírame....—la miro a los ojos, aunque no llego a verla completamente bien ya que las lágrimas no me deja fijar bien su rostro.—. Mis ojos bonitos. Mis ojitos cafés. No llores. Te quiero Noah. Te quiero y quiero al Noah ciego, quiero al noah feliz, quiero al Noah triste, quiero al Noah juguetón; en fin quiero todas tus facetas. Ven aquí... —me abraza y allí en sus hombros me permito desahogarme por completo. El corazón me duele tanto por esta situación. No quiero estar ciego, pero es algo que no podré cambiar y tengo que lamentablemente aceptarlo. Kira se aleja de mí y agarrando mis manos me lleva con ella. Subimos las escaleras con nuestras manos rozandose y al llegar a la habitación ella se separa de mi y me sorprende la acción que esta apunto de hacer. Se quita el pantalón con dificultad y luego la blusa. Camina hacia el closet y alli se coloca una camiseta mía. Dejo de mirarla porque mis ojos se cierran solos. Escucho cuando cierra el closet y luego avanza hacia mi. —Disculpa... —desabotona los botones de mi camisa y cuando por fin logra quitármela, sigue con el pantalón. En cuanto termina se gira y las echa en la ropa sucia. Sin haberme fijado muy bien en lo que hacía en el closet, veo que tiene un pantalón de dormir en sus manos. Me da dos toques en los tobillos y entendiendo la señal, levanto los pies uno a uno hasta que ya logra el objetivo de ponerme el pantalón. Agarra mis manos y me lleva a la cama. Me recuesto lentamente y siento como mi cuerpo se acopla a la cama; es como si hubiera trabajado un día completo y realmente no hice nada que digamos. Kira se pasea por la habitación para dirigirse a la ventana grande y cuando llega la abre por completo al mismo tiempo que amarra las cortinas para así después regresar a la cama. Se recuesta de mi pecho y lo acaricia por completo, luego se centra en acariciar mi abdomen, pero evitando un momento incómodo para nosotros; sostengo su mano y le beso los nudillos. —Espero que nuestra hijo nazca antes de que este completamente ciego. Sería para mi más que un placer, sería una gloria el poder ver su rostro antes de que todo lo que tengo desaparezca. Sé que va a ser niño, lo sé, lo siento. Y me prometo a mi mismo grabar tu rostro en mi memoria, tus expresiones todo lo concerniente a ti, para que así no me sea tan difícil estar ciego. —¿Te rendirás? ¿No vas a seguir luchando por mi? ¿Me dejarás sola? Tu entrenamiento militar debe de servir para algo. Ayer al entrar a la habitación con los ojos cerrados me dejó muy claro de que eres capaz de vivir sin tus ojos. No te rindas, por favor. —No me estoy rindiendo, solo me resigno porque sé que no tengo salvación. Mi vista no mejorará y tengo que aceptarlo. Mi entrenamiento me permite utilizar mis otros sentidos, pero tendré que superar el que no podré ver y sé que eso será una locura. —Estaré aquí y te apoyaré, ademas, que haré que lo superes. No necesitas más que mi apoyo. Sé que mejorarás. No digo nada más. Me dedico a mirar hacia la ventana y la vista que me da es más que increíble. Aunque el cielo está nublado, de igual forma me gusta. ¿A quien no le gusta el cielo? El aire fresco me dice que ya está lloviendo y noto que Kira se ha dormido. Acaricio su rostro despacio y elevo la cabeza para poder ver como duerme. Podría quedarme toda la noche admirando su hermosura. —Al principio vi algo especial en ti y después descubrí que no estaba equivocado. Halle similitudes que teníamos y al final me terminé enamorando, de tal manera que no puedo vivir sin tu amor. Gracias por entenderme sin preguntar, por apoyarme sin pedírtelo y por quererme como soy. Estaba solo y perdido y llegaste tu como la luz que entra por un túnel oscuro, como una vela en una habitación oscura; llegaste a darle sentido a una vida sola y vacía. Le dedico esta poesía. Esas palabras me han salido directamente del corazón. Mi corazón palpita igual de rápido que unas horas atrás y es porque Kira levanta la cabeza y con voz suave altera mis latidos. —El amor se encuentra cuando no lo buscas. Como dijo Julio Cortázar; Me enseñaste a amar, no sabía. Amar es no pedir. Es dar, mi alma vacía. ❤️❤️❤️❤️❤️ No diré mucho en esta nota. Lo único que diré es que he llorado demasiado con este capitulo. Espero y lo hayan disfrutado.
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