Capítulo 2

1339 Words
Nathalia Despierto lentamente sintiendo las suaves sabanas envolver mi cuerpo, la luz del sol se cuela sutilmente por las puertas de mi balcón y por primera vez en estas semanas, puedo decir que tengo buen ánimo, a pesar de la noble noticia que mi hermanastro me dio. Supuestamente, mañana nos llevarían a nuestro internado, por consiguiente, a una fraternidad. Suelto un suspiro y me levanto a empezar el día, tengo muchas cosas que hacer antes de ver mi privacidad invadida, posiblemente, por chicas fresitas queriendo que vaya a fiestas o que las ayude en alguna cosa. Así que hay que familiarizarse con la red WiFi y también con la ciudad. Durante los últimos dos años, desde que tenía quince, aprendí todo acerca de computadoras, por lo cual, me he vuelto una hacker experimentada, podía hackear cualquier red sin dejar rastro, además que me gusta ir a carreras ilegales de vez en cuando, sólo cuando se que la policía no encontraría la ubicación, suelen ser muy quisquillosos. Pero a pesar de haberme involucrado con algunas mafias, vendiendo información, por lo cual no necesitaba de nadie para cuidarme, mucho menos mantenerme, pero... Dado que legalmente, aún estoy bajo la tutela de mi desconocido progenitor, no quedaba de otra que resignarme y aceptar que ahora estaré en esta ciudad, no puede ser tan malo después de todo. Aunque seria mucho mejor con James a mi lado, ese chico si me hace falta. Volviendo al presente, luego de darme una ducha tibia, me pongo una falda negra cruzada, una blusa rosa de tirantes y por último unos botines color rosa. Dejo mi cabello castaño suelto y me maquillo levemente. Mis ojos cafés me devuelven la mirada a través del espejo. Últimamente he adelgazado, dado que mi apetito estaba reducido a dos comidas al día, que comía porque mi mejor amiga me obligaba, pero sabía que debía recomponerme, aunque me gustaba mucho mi figura. Salgo de la habitación y dirijo mis pasos al comedor, donde ya están todos desayunando. —Buenos días—saludo sentándome al frente de Mateo. El me da una sonrisa y Adela también. —Buenos días hija—dice mi padre—¿Dormiste bien? Asiento y tomo tostadas, jugo de naranja y ensalada de frutas. El comedor es muy bonito, las paredes son de color blanco y hay fotografías de la familia pegadas a la pared. —Querida, quiero presentarte a mi hijo... —Ya nos conocimos mamá—aclara el. Asiento en acuerdo y curvo una sonrisa. —Hija, quería avisarte que te he inscrito en el internado donde esta Mateo desde hace dos años—explica. —Ya me lo había mencionado—digo mirándolo. Mi padre se mira sorprendido. —Bueno, entonces ya sabrás que mañana se van ¿no?—pregunta. Asiento. —Vale, podrás elegir la fraternidad que quieras y por supuesto, tendrás el dinero que quieras para decorar tu habitación—afirma emocionado. ¿Porque tanta emoción? No lo se. Ni quería saberlo, dado que estaría... Encerrada un año entero. Pero bueh, supongo que algo bueno sacaría de allí. Por ahora no tenía nada más que hacer que meterme de cabeza a mi computador, porque no tenía amigos aquí, y mi hermanastro me resultaba muy raro como para socializar con el, así que... Tendría que esperar a llegar al internado. —Si me disculpan...—digo levantándome. —Claro linda, por cierto, me gustaría que me ayudarás a hacer cupcakes más tarde ¿te gustaría?—pregunta Adela. Sonrío levemente y abro la boca para responder pero alguien me interrumpe. —Yo también quiero ayudarlas—dice Mateo. Frunzo el ceño y alzó una ceja mirando a Adela quien niega divertida. —No no no, tarde de chicas—niega. Río ganándome una mala mirada de mi hermanastro y subo a mi habitación. Cierro con pestillo y me siento en el escritorio que se me hace muy cómodo. Enciendo la Laptop y trueno mis dedos emocionada. La tecnología es lo mío, así que, manos a la obra. Descargo varias aplicaciones que necesito y luego me dedicó a hacer un trabajo muy entretenido, y es investigar. Mi primera búsqueda es acerca de la mafia canadiense, porque, por lo que averigüe, la mafia tiene en la palma de su manos todo el territorio, desde la policía hasta las empresas, es una mafia poderosa. Por lo que, no quiero que me causen problemas. Mis ojos vagan por la pantalla de mi ordenador y noto que a pesar de que esta mafia sea tan prestigiosa y tenga tanta influencia, no tiene un buen equipo de hackers, como varias mafias que he conocido. Por ejemplo, la mafia italiana. Mi amigo, Marcelo D'angelo es el lider, y claro, cuenta con mi ayuda incondicional siempre que quiere. Sonrío al saber que tengo a una de las mafias más poderosas de América en mis manos. Me infiltro en sus cámaras y redes, obteniendo así el nombre de sus líderes y sus familias. Información privilegiada, que ellos creen que esta a salvo, porque eso es lo que sus hackers—no experimentados—les han dicho. Que ingenuos. Si alguien más como yo, hackea su red, están fritos. Así que, ¿Que mejor que conocer a mis nuevos amigos canadienses? Suerte que estos años, y también buenos contactos, me han hecho a prueba de todo, por lo que no tenía miedo de enfrentarme a las mafias, porque todas tenían en claro que si yo tenía la información que ellos querían ocultar, estaban más que muertos. Me infiltro en los ordenadores de la casa principal de la mafia y luego de unos minutos puedo plasmar un perfecto y hermoso mensaje en todas las pantallas. ¿Creen que su información esta protegida? Deberían poner más atención a las clases de informática señores. Busco las cámaras con una sonrisita divertida y noto como quieren entrar a mi pc, pero obviamente, no lo lograran, yo cree el mejor programa de seguridad del mundo, al que sólo mi amigo Marcelo y yo, tenemos acceso. Estos intentan entrar por todos los medios que saben pero no lo logran, así que decido hacérselos más fácil. Busco una cuenta anónima, en la que no puedan rastrearme y escribo. Ya pueden dejar de intentar rastrearme, es inútil, sin embargo, tengo una propuesta para su líder, si quiere proteger bien su información, puede buscarme en el parque Lincont a las 3:00 pm. Lo estaré esperando. Si rechaza la oferta, no haré nada en su contra, pero si alguien más logra hackearlo, no correrá con la misma suerte. Firma LH Dejo el mensaje en su buzón y escucho la puerta de la habitación sonar. Suspiro cerrando todo en la Laptop y me levanto a abrir. El rostro de mi hermanastro me da la bienvenida haciendome fruncir el ceño. ¿Y este que hace aqui? —¿Se te ofrece algo?—pregunto mirándolo con una ceja alzada. El carraspea y asiente. —Queria saber si necesitabas ayuda para hacer tus maletas—dice amable Awwww. Que chico tan tierno. —Emmm, realmente no he empezado, pero estoy ocupada ahora, talvez más tarde—digo apresurada. El frunce el ceño pero asiente. Cierro la puerta rápidamente y abro la Laptop otra vez. Por lo que veo ya leyeron el mensaje, así que posiblemente tenga un nuevo aliado, el es un chico inteligente, lo se porque un tonto no podría mantener en pie una mafia sin morir en el proceso, durante un tiempo tuve que alejarme de todo aquello, porque mi madre odiaba con toda su alma que estuviera en peligro, porque si, estar dentro ese uno por ciento de chicas que ponen el mundo arder con solo tronar los dedos, era un verdadero peligro. Porque si un hombre era peligroso al estar en el mundo de la mafia, una chica lo era el doble, cosa de la que todos están concientes. Tengo mucho tiempo sin ser buscada por ningún enemigo, mucho tiempo sin huir, pero había llegado el momento de volver a mi mundo.
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