Maldigo al creador del conjuro inmóvil, desde que descubrí este mundo, ese conjuro ha sido mi más grande enemigo. Mientras regresamos a la mansión, Daez, no dijo una sola palabra, al llegar, deshizo el conjuro. Lo normal sería tocar uno de los temas ya vividos durante la tarde, pero este solo me ignoro y bajo de su moto entrando con apuro a la mansión. Entre a mi habitación y me recosté intentando reflexionar sobre todo. Mi vida parece estar llena de desdichas, como si no fuera suficiente todos los problemas que poseo, añádele haber encontrado mi otra mitad destinada o mejor dicho mi lazo. Supongo que pronto partiré de Rusia, pues, no me será fácil estar en el mismo continente que ese humano, habiendo investigado este asunto, estaré bien, siempre y cuando no pase mucho tiempo cerca de é