LA NUEVA LEY

1452 Words
Estupefacta, Idalia soba la espalda de Marchal y trata de consolarlo de esa manera, y luego le pregunta: — ¿Cómo entro ese joven aquí, si tienes una seguridad impresionante? — No lo sé, tú sabes que esa gente tiene muchas habilidades para escabullirse. En ese momento, La policía saca a Jan de la alcaldía, y lo llevan a una patrulla. Cuando Jan se pone a orar en secreto.Un policía queda mirando a Jan, y le pregunta: — ¿Qué tanto es lo que murmuras?... te estoy hablando, ¿respóndeme? — Necesito hacer una llamada. — Lo que necesitas es que te lleven a una celda... En ese instante, una patrulla llega al lugar. Y meten a Jan esposado al vehículo... En la oficina del alcalde, Idalia hace sentar a Marchal en su silla, y le manda hacer un té para los nervios con la empleada de los servicios.Marchal finge estar muy afectado, y le expresa a Idalia: — Gracias amor, eres muy atenta, y comprensible... de solo pensar que estuvieron tan cerca de matarme... me asusta.Idalia se sienta al frente de Marchal, y le dice: — Es muy extraño. — ¿Por qué dices que extraño? — Pues, a ti todo este pueblo te quiere, por eso ganaste. — Ya vez que no, ese es uno de los que pertenecen a esa Iglesia cristiana, ellos me odian, debería de hacer algo. Meneses entra a la oficina, y le dice a Marchal: — Hola, ¿estas bien? — ¿Ya te contaron? — Si, en los pasillos se habla de que un joven intento herirte con una navaja. — ¿Intento herirme? Intento matarme diría yo. — Bueno, sí, así como dices. ¿Y qué piensas hacer? — Estoy pensando. De inmediato, Idalia le dice a Marchal: — Por qué no sacas una ley, y cierras esa Iglesia donde salió ese joven. Marchal y Meneses quedan viendo a Idalia. Cuando esta se asusta por lo que dijo, y dice: — ¿Qué? ¿Dije algo malo? Marchal se sonríe bastante, y luego expresa: — Que idea tan espectacular la que tuvo mi bella mujer. Meneses le dice a Idalia: — Brillante. — Gracias, gracias, gracias a los dos, yo solo estoy para ayudar en lo que ustedes requieran. De inmediato, Marchal comienza a laborar la nueva ley, la cual va a perjudicar la Iglesia que asiste Jan... En el camino, la patrulla se detiene al frente de un puesto de Mc Donald, y el que está manejando el vehículo mira hacia atrás, y le expresa a Jan: — Por favor, no te vayas aburrir y te quedas aquí juicioso. Jan no dice nada. Cuando el otro policía le dice a su amigo: — ¿Por qué eres tan amable con este? ¿Se te olvido que este hombre casi mata al alcalde? — Solo jugaba con él, vayamos a comer algo. — Bueno... En ese instante, los dos policías se bajan del vehículo, mientras Jan se pone a orar nuevamente... Gold Run complejos de viviendas, la policía llega a casa de Merci. Cuando estos la encuentran siendo consolada por otra mujer, y preguntan: — ¿La señora Merci? — Soy yo, yo los llame, mi esposo está desaparecido. — ¿Cuánto tiempo lleva desaparecido? Merci se pone a llorar. Cuando Ana le dice al policía que pregunta: — Hace unas horas. — ¿Solo unas horas? — Encontramos su carro abandonado con todas sus pertenencias. — No será que el señor salió a pasear por ahí. Merci le dice al policía: — ¿A pasear por dónde?, mi esposo es un pastor, y muy serio... por favor, ayúdenme. — Bueno, llévenos a donde encontraron el vehículo del pastor... En la alcaldía, Marchal crea un documento ilícito donde prohíbe que se abra la Iglesia El camino a Dios, y manda una comisión para ese lugar. Veinte minutos después, una comisión de hombres de la alcaldía junto a varios policías, y llegan a la Iglesia, la cual la encuentran cerrada, y proceden en sellarla... Los funcionarios comienzan a sellar la Iglesia. Pegándole papeles en la puerta. Cuando uno de ellos dice: — Ahora sí, vamos a ver a donde es que van a seguir con su culto. Todos se ponen a reír. Cuando una señora de sesenta años, ve lo que están haciendo desde muy lejos, y se acerca a ellos muy enojada, y les dice a todos: — ¿Ustedes que es lo que están haciendo? La mujer que viene con ellos le responde a la señora: — ¿Acaso no ve? Estamos cerrando la Iglesia. — Ustedes no tienen derecho de hacer eso, además, ustedes no tienen permiso. La policía mira a la señora. Cuando el que está pegando los sellos, saca un papel que le dio Marchal, y le expresa a la señora: — Este es el permiso, esta Iglesia está siendo cerrada, porque una persona de aquí. Que digo, dos personas de aquí atacaron al nuevo alcalde. — Eso es mentira. — Crea lo que quiera señora, pero esta Iglesia ya no la pueden abrir más. Un policía le dice a la señora: — No se busque problemas señora. — Problemas son los que todos ustedes cinco se han metido, ustedes y ese alcalde... con Dios nadie se mete. Los dos policías alejan a la señora. Cuando esta sigue, diciendo: — No obedezcan a ese alcalde muchachos, ustedes no saben lo que hacen... En el puesto de Mc Donald, los dos policías que tienen a Jan retenido, siguen comiendo y burlándose desde lejos de Jan. Cuando le muestran lo que comen... Jan los queda mirando, y repentinamente le da mucha hambre. Y comienza a orar: — Señor todo poderoso, has que aparezca el pastor, no permitas que le pase nada malo... el enemigo intenta pisotearme, pero no me vencerá, porque yo te tengo a ti, oh Jehová, yo te tengo a ti, quien lucha y se venga por mí. En ese instante, un policía se atranca con un pedazo de hamburguesa, y de un momento a otro comienza ahogarse. Cuando el compañero le pregunta con gran desespero: — ¡¿Qué te pasa?¡ — No puedo respirar. — ¡Toma agua!, ¡rápido! El policía intenta coger la botella de agua, pero se cae. Cuando el otro rápidamente recoge la botella de agua, y atiende a su compañero junto a varias personas que atiende en el local... Minutos después, el policía afectado es llevado al hospital en una ambulancia, mientras el compañero se acerca a la patrulla donde esta Jan, y antes de subir al vehículo, les avisa a sus demás compañeros lo que sucedió. Y luego abre la puerta de la patrulla, y se sube. Cuando Jan le dice: — ¿Qué le sucedió a su amigo? — Se enfermo. — ¿Y está bien? — Claro que sí, aunque casi muere... solo fue un susto. El policía mira a Jan, y le dice: — Bueno, y a ti que te importa eso si sabes que te vamos a encerrar. — Me importa porque es un ser humano que necesita de Dios. El policía se ríe bastante, y luego le expresa a Jan: — Me has hecho reír como no tienes idea, después de estar muy angustiado por lo de mi compañero. — ¿Qué es lo que te ocasiona risa? — Que después que intentaste matar al señor alcalde, ahora hablas de Dios. — Ese señor les está mintiendo a todos, yo no lo he atacado, él se inventó todo esto. ¡Yo soy inocente! — Todos dicen lo mismo. — Es la verdad, yo estoy seguro que él debe de tener retenido al pastor de la Iglesia. — Esa es una acusación muy grave, será mejor que hagas silencio muchacho, ya estas bastante emproblemado con lo que hiciste. Jan se queda callado, y mira a varias personas que pasan cerca de la patrulla... De inmediato, el policía enciende el vehículo y se va de ese lugar. Cuando Jan le dice por el camino: — La venida del señor está muy cerca, procura salvar tu alma. Para que no la pierdas. — ¿Cómo es que yo la voy a perder? Nosotros morimos y punto. — Si no aceptas a Jesucristo como tu salvador, y si no te arrepientes de tus pecados y vuelves a nacer de nuevo, entonces perderás tu alma e iras a un castigo eterno. — "No me digas". — Esa es la verdad, pueden encerrarme y hacer lo que sea, pero nada ni nadie, cambiara la verdad, así que, si quieres escuchar, escucha. — Pues, elijo no escucharte, así que cállate... Minutos después, el vehículo de la patrulla llega a Mountain Village Police...
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