En los límites de Zhufun, Morgana resopla por su suerte mientras Gonzalo intenta reconfortarla.
Son dos semanas que llevan en esta cabaña en medio de la selva y ella se siente molesta y aburrida, pero sobre todo iracunda debido a su precario pasar. Este lugar es horrendo, sucio, sin comodidades y el frío cala hasta los huesos, los insectos no la dejan dormir en las noches y sin mencionar que no ha comido nada decente desde que vinieron a instalarse aquí.
—Dijiste que estaríamos aquí solo por unos días —ella lo enfrenta. —Ya no soporto este sitio. No es lo que me prometiste. No merezco esto, solo mira mi cabello, mis piernas están llenas de picaduras de mosquitos, no hemos comido más que carne de palomas durante todos estos días, el agua es sucia y deja un malestar en mi estómago y todo e
