Los reyes no nacen, se hacen y con ello el peso de la corona sobre sus hombros puede llegar a ser fatal. —¡Puje mi señora, ya falta poco! -Grita hacia una dama que se encuentra acostada en una camilla de hospital, es bastante evidente que se encuentra dando luz, aquí y ahora para entonces debe esforzarse y pujar con todas sus fuerzas. Era su primer embarazado, su primer hijo el cual estaba a nada de conocer. Aquello la hacía feliz pero para llegar a la felicidad debe hacer un gran sacrificio justo ahora. La mujer solo puede ver como los doctores la animan a pujar, también como su mejor amiga allí presente le toma de la mano dándole ánimos en todo esto. Traer al mundo a un ser humano del tamaño de una sandía era algo a lo que se debía estar preparada emocional y físicamente. ¿Su esposo? e