Esos dulces momentos que deseas que sean para siempre.
La mañana siguiente tras la fiesta de otoño de la casa Kahler, todo se mantenía en silencio y no había ruido alguno que perturbara la paz y la armonía. Helena no podía estar más agradecida con esto, puesto que lo último que escuchó antes de caer completamente rendida ante el sueño fueron las dulces de Axel, ahora mismo ambos estaban acurrucados junto al otro, la noche anterior se entregaron en carne demostrando lo mucho que se extrañaban, siendo que no saben hasta cuándo podrán disfrutar de esta cercanía entonces más vale disfrutarla al máximo. Pronto los dulces besos en su rostro llegaron para alegrar el inicio de aquella mañana, Helena abrió los ojos encontrándose con un Axel recién levantado, y ¿por qué no? el día apenas comenzaba
