Desde hace mucho tiempo, atado a las costumbres, Njord espera con desesperanza su destino. Pronto entrará en una etapa de su vida en la que, su cuerpo, su gente e instinto le exigirán un heredero. Un bucle sin fin, en el que una vez que su primogénito llegue a una edad en la que se pueda valer por sí mismo, nuevamente deberá tener otro hijo.
El mar es su casa, su aire, su terreno y familia. Son pocos en su comunidad, dependerá del rol que tome al momento de reproducirse si se puede quedar, una decisión difícil. El ambiente es hostil, a las mujeres no se les exige de igual forma, ya que su papel está decidido desde el inicio. Las hembras deben pertenecer a una comunidad, con un macho alfa que las proteja, tener hijos para agrandar el poder de la comunidad a la que pertenecen.
Entre las mujeres se apoyan con sus cachorros, el alfa lidera a los machos que lo siguen, siempre que le obedezcan tendrán un respaldo. Sus hembras también son protegidas por el alfa, es mal visto incluso en los alfas el tener más de una pareja, ya que deben de tener una pareja de por vida. Es solo si esta pareja fallece, que puedes enlazarte con otra, más no puedes matar a tu pareja.
Para empezar, el enlace se da al reproducirse, por lo que es impensable en primer lugar el pensamiento de matar a tu pareja. Sin embargo, otros machos harán hasta lo imposible por enlazarse, ya que representa la perpetuidad de su sangre. Esto incluye a las parejas de otros, volviendo más vistosos los rituales de apareamiento, donde sin importar si más de uno logró cópular, la madre sabrá de quién es la cría.
Todos entrenan desde el momento en que pueden sostener una lanza, ya que si ganas tienes la vida de tu oponente en tus manos, razón por la que la madre de Njord no está tan preocupada. Desde que se pudo valer por sí mismo a los ocho años, se le permitió permanecer a la misma comunidad que su madre, la pareja de un alfa. Pero Njord siempre poseyó un aspecto más frágil, sus habilidades en peleas cuerpo a cuerpo son magníficas, pero escasas con la lanza.
Pronto será temporada de apareamiento, el mar estará en constante movimiento con machos yendo y viniendo, Njord cómo macho deberá pelear. Njord no ambiciona ninguna hembra, por lo que tiene la opción de viajar para encontrar una, eso en caso de que otro macho no lo enfrente primero. Njord posee una belleza deslumbrante, es únicamente él quien no lo advierte, pero hay varios machos jóvenes que han puesto un ojo sobre él.
Si alguno de ellos lo enfrenta, al no estar Njord interesado en ninguna hembra, será con el único objetivo de aparearse con él. Es quizá, la mayor peculiaridad que les han entregado los dioses a su gente, el don de dar vida a pesar de ser machos. Hay viejos alfas a los que se les humilla de esta manera al despojarlos de su posición, más en un macho cómo Njord se trata de mero instinto, ya que saben esa embelesante belleza la heredará a sus cachorros.
Ya una vez de pequeño, otras comunidades se ofrecieron a acogerle, por lo que su padre advirtió el peligro. En cada temporada, las comunidades cercanas se acercan a Njord, dando vueltas a su alrededor para percibir alguna hormona que les indiquen está listo. Por supuesto, ningún macho pudo acercarse tanto, por lo que astutamente enviaron a hembras a confirmarlo.
Y estas, por mera curiosidad aceptaron, ya que la naturaleza les dicta cierta atracción. Pero también, reconocen el peligro en su belleza, además de un instinto de competencia. El cual, Njord no advierte, es solamente en sus entrenamientos que se percata de la realidad de sus opciones.
Faltan tres lunas para la época de apareamiento, dentro de poco, Njord será considerado todo un adulto. Las hembras dejarán de enseñarle, los machos de entrenarle, toda la comunidad le hará a un lado. Sus padres, a pesar de que no actúan cómo tal, al estar conscientes del parentesco se preocupan lo suficiente para intentar aconsejarle.
Siempre es una buena opción comprometerle con el macho más fuerte de su comunidad, ya que la comunidad los respalda de los machos de las otras comunidades, pero ningún macho acepta de buena gana los cambios que sufrirán sus cuerpos al ser tomados cómo hembras. Estos cambios no son inmediatos, se darán con la continua copulación, lo que significa aún más pelear aseguradas por quien será tomado cómo hembra. Njord no es la excepción, nota que las hembras ponen empeño en su educación, casi esperando se les una en el cuido de los más pequeños.
Tejido, canto de atracción, los cuidados de un embarazo y las crías. Enseñanzas que no se le dan comúnmente a los machos, al menos que les tomen cómo hembras, le son instruidas desde temprana edad. Njord está consciente que incluso algunos machos menores son más diestros que él en combate, sabe que saldrá muy herido si un macho nómada mayor intenta pelear con él, con el pasar del tiempo se ha dado cuenta los machos le miran diferente.
Incluso un par de machos menores, le han traído obsequios de sus cazas, lo que no ha más que enternecido a las hembras a pesar del significado tras de esto. Los obsequios de otras comunidades también le han sido entregados, con permiso del alfa, algo poco común hacia un macho. En cuanto más se acerca la época de apareamiento, más obvio se vuelve, ya que las comunidades no son tantas ni tan cercanas las unas a las otras.
A Njord, dejando de lado el hecho de que pronto pasará por ello, siempre le pareció aterrador el ritual de apareamiento.
En el caso de las hembras sin lazos, ellas se separan un poco un par de días antes del mes de apareamiento, los machos deben de aglomerarse a su alrededor. Una vez las hormonas dan aviso, las peleas por probar quién es el macho más fuerte comienzan, si quienes pierden tienen suerte se van con sus heridas. Pueden intentarlo el siguiente año, a no ser que quien les derrote, decida acabar con su vida.
Sin más adversarios, el macho puede intentar descansar cerca de la hembra, arriesgándose a que un nuevo macho arribe y lo derrote. Por supuesto, esta no es la opción más popular, para empezar la población es escasa. Por lo que optan por intentar copular con la hembra, después de muchas peleas con otros machos, deben pelear con la hembra.
La hembra recurre a lo que sea necesario, por lo que usualmente es necesario herirla de gravedad, una vez dominada se procede con el apareamiento. Las hembras menos deseadas, suelen viajar o cantar para mostrar sus atributos, aunque se debe aclarar que aún las menos deseadas tienen una apariencia etérea. Las hembras no son fácilmente vencidas, por lo que puede tomar varias semanas que encuentren alguien para enlazarse, si están heridas es cuestión de tiempo.
En cuanto a los machos que son tomados cómo hembras, usualmente es una decisión tomada en el calor del momento, ya que suele ser en medio de una pelea por una hembra que les derrotan. En otras ocasiones, se da mientras cruzan territorios desconocidos, una vez son derrotados es más fácil dominarlos. La diferencia radica en que, en tanto una hembra dominada por un macho, al menos que otro macho no derrote a quien la dominó con anterioridad, ella no peleará.
En cambio, bailarán el uno para el otro si desean volver a copular, pese a que pueden llegar a forcejear por el dominio en la relación que se da casi por hecha. Los machos que son sometidos por otro lado, pelearán contra el otro macho por su honor en cada ocasión, hasta quedar en cinta. Solo entonces aprenderán a bailar para su pareja, siendo enseñados por otras hembras, para poder continuar copulando con su pareja e instruirse en las maderas de madre que deberá desempeñar con la próxima cría.
Poco a poco Njord se llena de estrés, aún faltan 2 lunas, acaba siquiera de pasar una cuando puede ver a lo lejos a otros machos rondar. Claro que no está tan lleno de sí mismo para pensar que es debido a él, pero sabe que el alfa estará ocupado manteniendo el orden con los otros machos que ya se han enlazado, ya que deben de procurar por los más jóvenes. Los halagos de las hembras por sus habilidosas manos, o las pequeñas bromas de los machos mientras ven a las hembras, nada le distrae de la oscuridad que consume su mente.