Esto es solo el comienzo de mis deseos; anhelo explorar cada centímetro de su cuerpo y descubrir su sabor. Su aroma es divino, increíblemente masculino. El roce de sus manos es suave y firme cuando es necesario. Con cada instante, la temperatura de la habitación se eleva a niveles inimaginables, por lo que nuestra ropa se convierte en un estorbo y vuela en todas direcciones. Cuando me penetra, no dudo en convertirme en una amazona que lo cabalga. Él gime mientras muevo mis caderas, llevándolo al borde de la locura.
-¿Es esto realmente lo que deseas? Porque yo anhelo mucho más - susurra en mi oído, lo cual me hace gemir. -Quiero mucho más que esto, solo no te detengas y dime hasta dónde estás dispuesto a llegar, porque quiero todo de ti - respondo, encontrando su mirada penetrante y apasionada al mismo tiempo.
Entonces, él se levanta del sillón sin soltarme y me empuja contra la pared, moviéndose con decisión. Clavo mis uñas en su espalda para soportar el éxtasis del momento, hasta que finalmente alcanzo mi hermoso final feliz, mientras él termina dentro de mí soltando un rugido.
Avanzada la madrugada, después de habernos deleitado mutuamente, nos acostamos abrazados, listos para dormir juntos.
Despierto alrededor de las siete de la mañana, muy somnolienta, y en ese momento recuerdo la maravillosa noche que pasé con él. Debo tener una sonrisa enorme en mi rostro porque en ese instante entra Eldert con una bandeja en la mano, que contiene dos tazas de café y dos vasos de zumo de naranja. Ese hombre es un pecado andante, incluso vestido, y solo con esos calzoncillos debería ser ilegal.
-¡Buenos días, Maddy! ¿Cómo amaneces? - pregunta descaradamente.
-Buenos días, Eldert. Estoy bien, pero un poco cansada. Alguien no me dejó dormir y, para ser honesta, no me quejo.
-Te traje el café como te gusta y un zumo. ¿Quieres desayunar aquí o lo hacemos afuera? - pregunta.
-¿Sabes cocinar?
-Se me da bien la cocina, pero cocinar para una persona a veces me resulta deprimente. Así que mejor comemos fuera - responde él.
-Bueno, si no te molesta, me gustaría comprobar qué tan bien cocinas. No cocinarás para uno, sino para cinco - digo con el celular en la mano. Él me mira extrañado. - Grecia, Kat y Evan vendrán aquí una vez que terminen con los papeleos.
Nos levantamos rápidamente de la cama y entre risas y besos nos vamos a duchar juntos para ahorrar agua. Sin embargo, volvemos a estar juntos en una maravillosa y breve ducha debido a la urgencia de arreglar todo y evitar que nos descubran.
Con las camas hechas y mis cosas en la otra habitación, con un desorden mínimo de maquillaje en el baño para aparentar que estuve allí de verdad, todo porque sé que Grecia revisará y una mujer precavida vale por dos. Eldert y yo acordamos actuar como si nada hubiera pasado entre nosotros hasta que hablemos sobre ello adecuadamente después.
-Vamos a ver qué tal te desenvuelves en la cocina - digo mientras me apoyo en la encimera. - Si necesitas ayuda, estaré encantada de hacerlo.
Lo miro intensamente, revelando las ganas que tengo de él, una vez más. Al ver mi invitación, él no lo duda y me besa. Sus besos son gloriosos y caigo hipnotizada en ellos hasta que el timbre del telefonillo interrumpe nuestro momento. Él contesta y me informa que ya están abajo, así que les da acceso. Cuando suben, estoy en la barra de la cocina tomando café.
Eldert les abre la puerta y entran tres personas exhaustas y muy hambrientas. Les sirvo café a todos mientras Eldert cocina unas deliciosas tortillas francesas y panceta crujiente. Para agilizar el proceso de la comida, me encargo de poner la mesa, tostar el pan y hacer la mezcla de los panqueques. Media hora después, disfrutamos de un rico desayuno entre risas y anécdotas, mientras entre Eldert y yo hay miradas intensas, invitaciones no dichas y que nadie parece percibir.
De repente, Katia pregunta por qué pasé la noche aquí, así que Eldert les cuenta a todos lo sucedido, omitiendo lo de Mateo y lo que hicimos en privado. Grecia, no muy convencida, expresa su incredulidad hasta que le muestro mi herida, que está enrojecida, pero cicatrizando. Ellos necesitan descansar un poco, así que ellas se quedan dormidas en la habitación donde están mis cosas, y Evan se acuesta en la otra habitación.
Mientras todos descansan, hablo con mis padres. Mi padre quiere conocer a Eldert debido al incidente de anoche y sugiere que Grecia y yo volvamos a casa. Sin embargo, me niego, ya que planeamos mudarnos, pero después del viaje, obviamente. Así que los cinco acordamos tener un almuerzo en casa de mis padres. A mis padres nadie les cancela, pero primero vamos a hacer las maletas para el viaje y luego iremos a su casa. Estar a solas con Eldert me hace sentir calor, así que me apetece un helado mientras los demás duermen. Se lo comento y él me invita a comer helado y hablar sobre lo sucedido.
Mi helado de frutos rojos está divino, mientras que él pide menta con chispas de chocolate. Así que vamos al grano.
-Ahora sí, el momento de la verdad -digo, dando un efecto dramático-. ¿De qué querías hablar?
-De nosotros, de lo que ocurrió anoche -dice seriamente.
-Cierto, quiero disculparme por lanzarme a ti. Tu tacto provocó una vorágine de emociones en mí.
-No es la primera vez que te toco. Te he tomado la mano, incluso te he cargado, y nunca te vi reaccionar así. No hay nada que disculpar. También quería lo que pasó entre nosotros -dice, mirándome fijamente y tomando mi mano.
-Siempre sentí algo por ti, solo que estaba en una relación con otra persona. Por eso mi comportamiento contigo era más errático. Ahora que estoy soltera, no pude seguir negando lo que siento por ti y lo que he estado evitando ver en ti -miro mi helado, avergonzada.
-Maddy, no sé qué decirte. Me siento halagado -dice, confundido.
-No quiero empezar una nueva relación ahora. Mi soltería es muy reciente y mentalmente no estoy preparada, pero... ¿te gustaría tener encuentros casuales conmigo? -Al ver que su cara muestra sorpresa, asiento con la cabeza-. No soy una sinvergüenza, simplemente sé lo que quiero y deseo.
-¿Me estás proponiendo ser amigos con derechos? -Asiento con la cabeza y él dice algo en otro idioma-. Perdón, dije que no me lo esperaba, pero acepto. ¿Bajo qué términos?
-Sin escenas de celos, ni explicaciones. No tenemos que informar al otro. Solo disfrutaremos cuando ambos lo deseemos -digo decidida, blindando mi corazón y calmándome.
-O sea, ¿podemos salir con otras personas? Es una especie de relación abierta -asiento nuevamente-. Perfecto, tenemos un trato.
En ese momento suena su celular y es Evan. Hablan un rato y cuando termina, me dice que todos van a hacer sus maletas. Evan llevará a Katia para que empiece a empacar y él se encargará de hacer las suyas. Luego irá por ella y nos veremos en mi apartamento. Yo las llevaré a ustedes para que empaquen y luego iremos a mi apartamento antes de dirigirnos a casa de sus padres.
Eldert no nos deja solas en el apartamento, nos ayuda a empacar para que no nos sintamos inseguras. Hoy dormiremos en su casa y mañana nos iremos todos juntos. Grecia está hablando con los demás para ajustar detalles del viaje y hemos quedado en encontrarnos mañana a las 6:30 de la mañana en el aeropuerto.