Maddy
Mi cabeza es un caos, una coctelera emocional que no me permite realmente definir cómo me siento. Experimento todo tipo de emociones al mismo tiempo: rabia, frustración, tristeza, rencor y alivio. ¿Quién diablos podría sentir toda esta mierda al mismo tiempo? Solo yo.
Caminaba sin rumbo fijo, explorando la vibrante vida nocturna de Ibiza, que resultaba increíble. Me consumía la ira al pensar en lo deshonesto que Mateo podía ser, y encima su novia me soltaba esa excusa. Pero lo que realmente me encolerizaba era que, impulsado por el deseo de insultarla por su estupidez, había abandonado la discoteca. Todos sabemos que un hombre que te engaña una vez lo hará una y otra vez. Había aprendido esa lección con Leandro; decía que me amaba, pero su maltrato verbal y emocional nunca cesó hasta convertirse en abuso físico.
Así que continuaba avanzando sin dirección en medio de la vorágine de pensamientos que asaltaban mi mente en ese momento.
Eldert
La noche en el bar transcurría entre chistes y un buen ambiente. Como imaginé, Samuel, Guillermo y Mateo estaban coqueteando con algunas chicas en la barra, mientras que el resto de nosotros observábamos y nos burlábamos de la actitud de adolescentes que tenían esos tipos.
Revisaba mi celular constantemente. Algo no iba bien y no sabía si se avecinaba un drama con la novia de Mateo al descubrirlo coqueteando, o una pelea entre Guillermo y Samuel por la pelirroja. Evan me conocía tan bien que percibió mi inquietud.
-¿Qué te pasa? No dejas de revisar tu celular. ¿Tienes una cita caliente esta noche?
-No seas idiota. ¿Qué cita podría tener con ustedes a mi lado? Son unos chismosos. Es solo que siento una presión en el pecho que no me deja estar tranquilo.
-Eso es extraño. ¿Necesitas medicamentos o salir a tomar aire?
-Estoy bien, tranquilo. No quiero que nadie note mi incomodidad en este momento.
-¿Será que quieres partirle la cara a Mateo por lo de Maddy?
-Bueno, tengo que admitir que no soy fan de tu amigo Mateo. Es como recibir una patada en los genitales.
Mi celular vibró y vi que era un mensaje de Grecia. Decía: "¡Ayúdame! ¿Estás solo? No quiero que nadie se entere". Le dije a Evan que iba a tomar aire un momento y salí del bar para llamar a Grecia.
-¿Hola?
-¿Qué pasa, Grecia? ¿Están todas bien?
-No, Maddy no está en la discoteca. La he buscado por todas partes, la he llamado un millón de veces y no contesta. Lo único que sé es que la última vez que la vi, estaba hablando seriamente con Aitana y luego desapareció.
-¿Aitana no te dijo si se fue o algo así?
-Nuestro pobre angelito dice que Maddy se puso grosera y se fue con un hombre.
-¿Qué?
-Tú conoces a Maddy, ella nunca haría eso. No sé qué está pasando entre ustedes, pero necesito que me ayudes a encontrarla y que esto no se divulgue. Aitana y Julia se quedarán calladas, les dije que fui contigo, así que busca a Evan y nos encontramos fuera del bar.
-En tres minutos estaré afuera.
Entré rápidamente y les dije a todos en la mesa que tendríamos compañía esta noche, mientras escuchaba todo tipo de comentarios vulgares, incluyendo los del idiota de Mateo. Evan, emocionado, me preguntó con quién sería. Al salir, vimos a Grecia angustiada.
Nos contó exactamente lo que Aitana había dicho, y salimos en busca de Maddy. Evan acompañaría a Grecia, ya que no debía estar sola en la noche, y mucho menos con ese tipo de calzado. Corrí en busca de Maddy mientras intentaba llamarla sin éxito.
¿Dónde estás, Maddy? ¿Dónde?
Maddy
Mis pies me dolían por todo el camino que había recorrido. Pensar en cómo mis malas decisiones me habían llevado a esto era como recibir una bofetada, pero al mismo tiempo era consciente de que lo que estaba viviendo era lo que deseaba en este momento. Mi orgullo había sido herido tanto por ella como por ese imbécil, pero Eldert me hacía sentir tantas cosas. Él era mi refugio seguro. Me había dado cuenta de que me había enamorado de él de una manera tan natural y rápida que apenas podía creerlo. No tenía idea de mi ubicación exacta, así que decidí utilizar el GPS de mi celular para orientarme y volver a donde él estaba. Justo cuando estaba revisando el mapa, recibí una llamada de él.
-¿Hola?
-Qué alivio que contestaste. ¿Dónde estás? ¿Estás bien? Por favor, dime dónde estás. No te quedes en silencio.
-Parece que no puedes dejar de hablar. Estoy bien, solo que me he alejado bastante... Llegaré al bar en un par de horas.
-¿Por qué dos horas? ¿Te lastimaste? Iré por ti y no vamos a discutir eso. Encuentra un lugar seguro, y estaré en camino.
-No estoy herida, solo caminé mucho en tacones. Ya te envié mi ubicación en tiempo real.
-Espera por mí allí. Voy por ti, cariño.
¿Me acaba de llamar "cariño"? ¿Cariño? Él es adorable, pero tenemos que ser absolutamente discretos.
Eldert
Una vez que estoy en movimiento para dirigirme hacia donde está Maddy, llamo a Evan cuando estoy cerca para informarle su ubicación y para que tranquilice a Grecia. Acordamos encontrarnos en un bar a mitad de camino. Cuando llego, la veo sentada en la acera, descalza y masajeando sus pies. Me agacho junto a ella, la tomo por los hombros para asegurarme de que esté bien, sin ningún rasguño en su piel. Ella me abraza buscando refugio, y con gusto la abrazo en respuesta. Permanecemos así un rato, hasta que le pregunto qué sucedió y si está lista para contarme. Finalmente, terminamos el abrazo y me pide que me siente a su lado. Lo hago, pero en cambio, la hago sentar en mi regazo para masajear sus pies mientras ella comienza a narrarme lo sucedido.
Mientras escucho toda su historia, incluyendo la absurda solicitud de Aitana, la entiendo completamente. Comprendo su frustración por sentirse engañada inicialmente por él y hasta sus celos, que hasta cierto punto son comprensibles. Creo que mi interés por Maddy es evidente, pero decido no mencionarlo. Y respecto a cómo una mujer puede luchar con otra por un hombre que no lo merece, eso me parece un eufemismo, pero prefiero abstenerme de emitir juicios.
-¿Puedes creerlo? Ahora soy una "roba marido" y él es un "angelito".
-Creo que lo mejor es demostrar que no te interesa para nada.
-¿Cómo puedo hacer eso? Hasta hace poco, él era mi novio.
-Hagamos nuestra relación pública. Eso te liberará de cualquier atadura con él, y a mí no me molesta en lo más mínimo.
-Eso sería peor. Imagina el cuchicheo por los pasillos. Ella terminó con uno y luego, en cuestión de días, aparece con el otro por despecho. ¿No crees que eso me haría parecer una mujerzuela?
-Sabes qué, vayamos a encontrarnos con tu prima.
-¿Hacerlo público? - dice mientras la cargo.
-Sí. Vamos a encontrarnos con tu prima.
-Suéltame, puedo caminar perfectamente.
-Sé que puedes caminar muy bien, de hecho, me gusta la manera en que lo haces, pero después de todo lo que has caminado en esas máquinas mortales conocidas como zapatos de tortura, estoy seguro de que tus pies necesitan un descanso.
Así que la cargo durante una gran parte del trayecto para que pueda descansar sus pies, aunque sé que ella está muriendo de vergüenza.