Capítulo 4

1192 Words
Cuando despierto, voy a la cocina y veo a Fiusha preparando algo de comer, que bien, estoy famélica. -Necesito hablar contigo –ella me ve desconcertada- te quería decir que te vengas a dormir acá conmigo, sabes que hay espacio de sobra para las dos, no existe ninguna Doña Bertha para quejarse – me rio- compartiríamos gastos y estamos juntas al mismo tiempo como siempre. -Es muy buena tu idea, así que come vístete y me acompañas- dice. -¿A dónde vamos? -A buscar mis cosas para vivir juntas –dice ella emocionada – pensé que nunca me volverías ofrecer la posibilidad de vivir juntas. -Si eres tonta, siempre pensé que no querías vivir conmigo. Una vez terminamos de comer nos cambiamos de ropa y salimos en busca de sus dos maletas en casa de Doña Bertha. Cuando llegamos a casa la ayude a instalarse mientras reíamos. *** Miércoles. Siento un vacío en el pecho con la simple idea de no volver a esta oficina después del viernes, esto es muy doloroso, en esta empresa crecí en lo personal y en lo profesional, tuve muchos avances en mi vida, logré independizarme de mis padres, ver más allá del muro de la casa de ellos. Tener mi propio espacio, preocuparme por no tener como pagar una factura; sé que mis padres me ayudarían si se lo pidiera pero de solo pensarlo siento que de los tres pasos que di para mi independencia retrocedería diez. Cabe destacar que Antonio, no ha pisado el barco hundido, es un imbécil, en este momento crítico debería estar junto a su padre, brindando su apoyo, debido a que todo esto ocurrió por su mal manejo de fondos. En toda la mañana el señor Luciano ha estado reunido con el señor Santamaria (solo se su apellido, así se presentó él), les he llevado varios documentos que me han solicitado lo más rápido y eficiente posible, a eso del mediodía, sale el señor Luciano y se dirige hacia mí. -Madison, te dije que te ayudaría a buscar empleo y eso he hecho. Espero que no te moleste mi atrevimiento pero sabes que no te dejare en la calle –dice muy serio. -De verdad no era necesario, se…Luciano –me corregí antes de llamarlo señor y hacerlo molestar. -Pasa a la oficina, hablaremos con Carlos –dice, mientras se hace a un lado para dejarme pasar. -Permiso –digo al entrar nuevamente a la oficina de Luciano, el señor Carlos Santamaria me ve fijamente. -Me imagino que Luciano ya le informo lo que se habló en esta reunión –dice, al ver que asiento, continua- todos los documentos que le hemos pedido que analice a la brevedad fue una especia de prueba, espero que no se moleste. -Para nada –claro que me molesto, cree que no me di cuenta que eran los ingresos de otra empresa. -Bueno, iré directo al grano. Soy socio en varias compañías, en la actualidad no necesito empleados administrativos por el momento, aunque en tres meses se le vence el contrato del administrador actual en la compañía Fly free, ¿sabe cuál es la compañía?- pregunta - Por supuesto, una de las más conocidas en Europa, se dice que tiene a los mejores pilotos, técnicos, en definitiva a los expertos en cualquier ramo –digo. -También es donde trabaja Grecia ¿cierto?- dice Luciano. -sí, ciertamente es ahí donde trabaja Grecia- digo. -¿Grecia Cárdenas? ¿la conoce? –Pregunta Carlos algo sorprendido, yo asiento- entonces tu eres la prima con la que ella hizo los estudios de aeromoza ¿cierto? -Sí. -¡Excelente! Siempre le dije a Grecia que te diga que necesitamos personal apto, la amonestaré por no decirte- dice muy serio. -Ella si me ha dicho, muchas veces en realidad, es que me gusta más la administración, si soy sincera –digo -Bueno. Esto es lo que te ofrezco, tres meses como aeromoza en vuelos cortos y dos días como asistente administrativa un después de dos meses, para que te adaptes con el puesto de administración ¿te parece?- dice- aunque si soy sincero, me gustaría que te quedaras como aeromoza, si cambias de parecer no me quejaré. -Acepto, encantada –digo- muchas gracias por la oportunidad. -Bueno… ¿puedes empezar mañana mismo? – pregunta Carlos. Miro a Luciano y él asiente con una sonrisa. -De acuerdo –digo -Perfecto, nos vemos mañana a las nueve de la mañana en las oficinas del aeropuerto, será un placer tenerte en nuestro equipo de trabajo –dice Carlos y me extiende una tarjeta de presentación- llámame si tienes alguna duda. -Tengo una duda… ¿Cómo hare con el uniforme? –pregunto. -Ya se encargara el personal. Hablamos un rato más sobre de que va el trabajo, hasta que se marcha el señor Carlos. Luciano no para de felicitarme y de decirme que ya lo ayude mucho que no me preocupe, pero que no se me ocurra olvidarme de él ja, ja, ja, ja, eso es imposible. Cuando termino de almorzar llamo a Fiusha, y le cuento todo lo ocurrido y está feliz, dice que se encargara de lo del uniforme y que nos vemos sobre las seis en casa, le recuerdo que le toca cocinar a ella. *** A la mañana siguiente llegamos juntas al aeropuerto, Fiusha fue solo por ser apoyo en mi primer día de trabajo. El uniforme me quedaba de lujo, tengo que reconocerlo, no soy una modelo de Victoria's Secret, pero tengo mis curvas; el uniforma consta de un blazer de dos botones y una falda lisa azul marino, la camisa es blanca y unos zapatos de tacón de cinco centímetros. Cuando entro en las oficinas, llego puntual y ya todos están reunidos, todos me miran como dándome su aprobación, bueno, todos menos una, Mariana( a pesar de que me agrado, ella es muy desconfiada con las personas). Atrás de mí se encuentra mi prima con Eldert. La reunión es corta, anuncian que trabajare con ellos, y dictan el orden de trabajo. Hoy me toca trabajar con Evan, Samuel, Olga, Susana y Julia. Alguien toca mi hombro y dice. -¡Hola! Pervertida, ¿te acuerdas de mí? Volteo molesta, ¿Quién es el gilipollas que se atreve a llamarme así? No puedo creer lo que ven mis adorables ojos, es Katia. Mi mejor amiga desde el colegio, nos separamos cuando se fue a vivir a Sevilla a donde sus tíos a los 17 años. Nos fundimos en un abrazo de anaconda y vamos donde Grecia, que apenas se ven, se gritan. -Chama, tiempo sin verte. Es lo que siempre decimos después de un viaje a Venezuela y de compartir con mis primos. Nos ponemos al día en el poco tiempo que tenemos, porque hoy resulta que es nuestro primer día y en quince minutos me toca mi primer vuelo. Mi primer viaje fue excelente, de verdad lo disfrute, nunca pensé que lo haría; sin contar el excelente equipo de trabajo, a las tres de la tarde regreso a la oficina a ponerme al día con los vuelos, puedo decir que hoy fue un excelente día laboral.
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