— ¿Quién diablos te crees? No eres nadie para determinar si me dejas o no en libertad, no eres mi dueño, no me dominas, no puedes aparecer de un momento a otro, ni puedes exigirme nada, yo salgo con quien se me da la gana. No eres nadie en mi vida, ni siquiera sé tu nombre, eres un fantasma, un puto desconocido y así aparecerás en el acta de nacimiento de mi hijo — Detiene sus movimientos y posa el caballo en el estante, se vuelve y se acerca a mí, lo hace tan rápido que no tengo tiempo de reaccionar. — Vas a dejarlo porque no soy un puto desconocido, soy tu puto dueño — Enreda su mano en mi cabello, levanto la mirada, es muy alto y tengo zapatos bajos, me habla al oído, mientras con la otra toma mi cintura. — Eres mía Gia, no lo olvides y yo soy tuyo, ¿Lo recuerdas? — Su boca desciend